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El concepto adaptativo de la felicidad según el Gorgias de Platón y su aplicación actual
The adaptive concept of happiness according to Plato’s Gorgias and its current application
O conceito adaptativo de felicidade de acordo com as Górgias de Platão e sua aplicação atual
Desafíos. Revista científica de Ciencias sociales y humanidades, vol. 13, núm. 2, e373, 2022
Universidad de Huánuco

Ensayos

Desafíos. Revista científica de Ciencias sociales y humanidades
Universidad de Huánuco, Perú
ISSN: 2706-9559
ISSN-e: 2307-6100
Periodicidad: Semestral
vol. 13, núm. 2, e373, 2022

Recepción: 08 Abril 2022

Aprobación: 01 Junio 2022

Publicación: 01 Junio 2022


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

Citar como: Beraún-Barrantes, J. A. (2022). El concepto adaptativo de la felicidad según el Gorgias de Platón y su aplicación actual. Desafíos, Importar imagen Importar tabla 13(2), 00-00. https://doi.org/10.37711/desafios.2022.13.2.373

Resumen: En el Gorgias de Platón podemos encontrar la respuesta a dos preguntas que son orientadoras en el planteamiento ético platónico: la primera es una pregunta ontológica, “¿cómo debemos vivir?”; y la segunda es una pregunta epistemológica, “¿cómo podemos saber cómo debemos vivir?”. Las respuestas a ambas preguntas están relacionadas a otros conceptos como la virtud, el bien, la justicia y la felicidad. En el presente trabajo nos concentraremos en el concepto de felicidad según el Gorgias de Platón, como uno de los caminos para responder a las preguntas que nos planteamos y como una vía para el logro de una convivencia pacífica entre los hombres. Sobre todo, en los tiempos que ahora nos toca vivir, donde la satisfacción hedonista de los deseos puede afectar a otros miembros de la comunidad presente y futura. Si bien es cierto que el Gorgias desarrolla conceptos como retórica, justicia o bien, entre otros, detrás de estas discusiones se encuentra el otro objetivo del diálogo que responde a las preguntas sobre la moral, las cuales son las que nos interesan en el presente trabajo.

Palabras clave: hedonismo, placer, felicidad, bien, razón, deseo, satisfacción.

Abstract: In Plato's Gorgias we can find the answer to two questions that are guiding in the Platonic ethical approach: the first is an ontological question, "how should we live?"; and the second is an epistemological question, "how can we know how we should live?". The answers to both questions are related to other concepts such as virtue, good, justice and happiness. In this paper we will focus on the concept of happiness according to Plato's Gorgias, as one of the ways to answer the questions we are asking ourselves and as a way to achieve a peaceful coexistence among men. Especially in the times in which we live, where the hedonistic satisfaction of desires can affect other members of the present and future community. While it is true that the Gorgias develops concepts such as rhetoric, justice or good, among others, behind these discussions there is the other objective of the dialogue that answers questions about morality, which are the ones that interest us in the present work.

Keywords: hedonism, pleasure, hapiness, goodness, reason, desire, satisfaction.

Palavras chave: hedonismo, prazer, felicidade, bem, razão, desejo, satisfação

INTRODUCCIÓN

El Gorgias es uno de los diálogos platónicos que además de ser un diálogo sobre temas como la retórica, la justicia, el placer o el bien, trae respuestas éticas y morales a la pregunta ontológica “¿cómo debemos vivir?” y la interrogante epistemológica “¿cómo podemos saber cómo debemos vivir?”. Se trata por tanto de un conjunto de respuestas que queremos precisar con la finalidad de contribuir a la convivencia pacífica entre los hombres, precisamente en estos tiempos donde el comportamiento humano está signado por una conducta hedonista que busca la satisfacción de los deseos sin ningún criterio de racionalidad. Las reflexiones éticas y morales que se desprenden de este diálogo no han perdido vigencia y son perfectamente aplicables a la sociedad actual, para el logro de un mundo mejor donde todas las generaciones tengan las mismas posibilidades de vivir en armonía.

Sin embargo, tenemos que empezar tratando de definir lo que es la felicidad, tema central del presente trabajo, donde nos encontramos con una gran dificultad derivada de la libertad de pensamiento y el libre albedrío que es una característica esencial del ser humano. La dificultad es grande, pues la felicidad tiene diferente conceptualización de acuerdo a la persona que en uso de sus preferencias la definirá conforme a sus propios intereses. Para unos será la fortuna material lo que le signifique ser feliz, para otros será el honor lo más importante para ser feliz; y así, tendremos otras preferencias como la salud, la gastronomía, el conocimiento, el poder etc. Por lo tanto, dada la multiplicidad de opiniones es difícil encasillar dentro de un concepto de mayor alcance lo que es la felicidad. En el presente trabajo desarrollaremos el concepto de felicidad adaptativa que es desarrollada en el Gorgias.

Algunos conceptos de felicidad en la edad antigua y en la edad moderna

Sócrates asociaba la felicidad a la virtud como sinónimo de saber, que es lo que se conoce como intelectualismo moral, según el cual la persona que actúa sin miras al bien lo hace porque desconoce lo que éste es, y quién conoce lo que es el bien de ninguna manera actuaría para lograr el mal. Sin embargo, esta posición tiene el lado vulnerable de la voluntad, que finalmente determina la actuación de las personas, dándose el caso de que personas que conocen el bien, actúan en contra de este y producen acciones reprochables.

Hay que decir al respecto, que el papel de la voluntad se expresa de manera clara en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, de Immanuel Kant (1999), que propugna como base de la felicidad una buena voluntad. Al respecto dice:

No puede ser el único bien ni todo el bien, ciertamente, pero tiene que ser el bien sumo y la condición para todo el restante, aun para todo anhelo de felicidad, caso en el cual se puede muy bien armonizar con la sabiduría de la naturaleza la percepción de que el cultivo de la razón, que es preciso para aquel propósito primero e incondicionado, puede restringir, por lo menos en esta vida, la consecución del segundo propósito, que siempre es condicionado, a saber, el de la felicidad. (p. 123)

Por tanto, Kant le da a la voluntad, a la buena voluntad, el carácter de bien sumo, dejando a la razón como la encargada de su fundación, para la satisfacción de los deseos de manera racional.

La razón también tiene gran importancia en la búsqueda de la felicidad en la doctrina epicúrea, tal como podemos objetivar en Dinnick (1968), quien asevera:

La doctrina epicúrea de la felicidad como fundamento natural de la vida moral (eudemonismo) no significa de ninguna manera la prédica amoral de los burdos placeres sensibles, como tratan de hacer ver los vulgarizadores y falsificadores de la historia de la filosofía. Epicuro enseñaba la necesidad de subordinar las inclinaciones sensuales a la razón. (p. 121)

Dicho de otro modo, Epicuro no está proponiendo la satisfacción de los deseos de manera desordenada e irracional, sino que estos deben someterse al ejercicio de la razón para una actuación racional en el momento de su satisfacción.

Los cínicos por su parte, con su máximo exponente Diógenes de Sinope, quien vivió en el siglo IV a.C., propugnaban el rechazo a todo tipo de necesidades para ser felices, sean estas materiales o espirituales; por lo que rechazaban todo tipo de riqueza material, la ciudad, la familia, el Estado, para evitar todo tipo de relación que causara dolor y sufrimiento. Al respecto, Marías (1966) comenta:

El bien del hombre consiste simplemente en vivir en sociedad consigo mismo. Todo lo demás, el bienestar, las riquezas, los honores y sus contrarios, no interesan. El placer de los sentidos y el amor son lo peor, lo que más hay que rehuir. El trabajo, el ejercicio, el comportamiento ascético, es lo único deseable. Como el cínico desprecia todo lo que es convención y no naturaleza, le es indiferente la familia y la patria, y se siente Kosmopolites, cuidando del mundo. (p. 86)

Al igual que los epicúreos, los estoicos sostienen que el objetivo de la vida es alcanzar la felicidad, viviendo conforme a la naturaleza, que alcanza la felicidad practicando la Apatía. Al respecto, Reale (1995) comenta:

Las pasiones de las que depende la infelicidad del hombre, son para los estoicos un error de la razón o una consecuencia directa de dicho error. Dado de que se trata de errores del logos, es evidente que carece de sentido para los estoicos moderar o circunscribir las pasiones. Como ya decía Zenón, hay que destruirlas, extirparlas, erradicarlas totalmente. El sabio preocupándose por su logos y tratando de que sea lo más recto posible, no permitirá que nazcan siquiera las pasiones en su corazón o las aniquilará en el preciso momento que nazcan. En esto consiste la famosa apatía estoica, en la eliminación y la ausencia de cualquier pasión, que en todos los casos representa nada más que una perturbación del ánimo. La felicidad, pues, es apatía, impasibilidad. (p. 236)

Según Aristóteles, el bien supremo del hombre es la felicidad, la eudaimonía, la cual se presenta como un fin en sí mismo en la vida del hombre, es decir, tiene carácter teleológico. Aristóteles (1985), entonces expone:

Sencillamente, llamamos perfecto lo que siempre se elige por sí mismo y nunca por otra cosa. Tal parece ser, sobre todo, la felicidad, pues la elegimos por ella misma y nunca por otra cosa, mientras que los honores, el placer, la inteligencia y toda virtud, los deseamos en verdad, por sí mismos (puesto que desearíamos todas estas cosas, aunque ninguna ventaja resultara de ellas), pero también las deseamos a causa de la felicidad, pues pensamos que gracias a ellos seremos felices. (p. 142)

Los utilitaristas por su parte defienden la felicidad como el único fin válido de la conducta humana y evalúan la conducta de las personas por la cantidad de satisfacción o insatisfacción de los deseos, siendo preferibles los actos por los cuales se logra una mayor satisfacción. Stuart Mill (1974) comenta sobre esto:

(L)a felicidad es el único fin de los actos humanos y su promoción es la única prueba por la cual se juzga la conducta humana; de donde se sigue necesariamente que éste debe ser el criterio de la moral, puesto que la parte está incluida en el todo. (p. 75)

Por su parte, para Nietzsche (1977) la felicidad no depende de normas morales externas, sino que son normas internas de cada individuo que buscan sus propios caminos hacia la consecución de la felicidad, sin seguir normas morales externas. Al respecto, dice: A un individuo que persigue la felicidad no hay que darle preceptos acerca del camino que conduce a ella, ya que la felicidad individual se produce según leyes que nadie conoce, y los preceptos externos no pueden hacer más que impedirla o dificultarla. A decir verdad, los llamados preceptos atentan contra los individuos, y en modo alguno tienden a hacerles felices. Por otra parte, tales preceptos tampoco guardan relación alguna con la felicidad y el bien de la humanidad, pues es totalmente imposible dar a estas palabras un significado preciso, y menos aún utilizarlas como si fueran un faro en el oscuro océano de las aspiraciones morales…. Sólo en el caso de que la humanidad tuviera un fin reconocido universalmente podría imponerse imperativos respecto a la forma de obrar; pero hoy por hoy no tenemos noticias de que ese fin exista. (p. 97)

Para Schopenhauer, una felicidad positiva y perfecta es imposible, debiendo ser nuestra aspiración la búsqueda de una situación menos dolorosa, con lo cual podemos lograr todo el bienestar que la vida admite, y para el cual los medios sólo estarán parcialmente en nuestro poder. Schopenhauer (2000) dice a propósito de esto:

La sabiduría de la vida como doctrina bien podría ser sinónima de la eudaimonia. Debería enseñar a vivir lo más felizmente posible y, en concreto, resolver esta tarea aún bajo dos restricciones: a saber, sin una mentalidad estoica y sin tener un aire de maquiavelismo. La primera, el camino de la renuncia y la austeridad no es adecuado, porque la ciencia está calculada para el hombre normal y éste está demasiado cargado de voluntad (vulgo sensualidad) como para querer buscar la felicidad por este camino: la última, el maquiavelismo, es decir la máxima de alcanzar la felicidad a costa de todos los demás, no es adecuada porque el hombre corriente no se puede presuponer la inteligencia necesaria para ello. (p. 25)

Para Schopenhauer, una felicidad positiva y perfecta es imposible, debiendo ser nuestra aspiración la búsqueda de una situación menos dolorosa, con lo cual podemos lograr todo el bienestar que la vida admite, y para el cual los medios sólo estarán parcialmente en nuestro poder. Schopenhauer (2000) dice a propósito de esto:

La sabiduría de la vida como doctrina bien podría ser sinónima de la eudaimonia. Debería enseñar a vivir lo más felizmente posible y, en concreto, resolver esta tarea aún bajo dos restricciones: a saber, sin una mentalidad estoica y sin tener un aire de maquiavelismo. La primera, el camino de la renuncia y la austeridad no es adecuado, porque la ciencia está calculada para el hombre normal y éste está demasiado cargado de voluntad (vulgo sensualidad) como para querer buscar la felicidad por este camino: la última, el maquiavelismo, es decir la máxima de alcanzar la felicidad a costa de todos los demás, no es adecuada porque el hombre corriente no se puede presuponer la inteligencia necesaria para ello. (p. 25)

El pensador alemán además agrega:

Luego viene la experiencia y nos enseña que la felicidad y el goce son puras quimeras que nos muestran una ilusión en las lejanías, mientras que el sufrimiento y el dolor son reales, que se manifiestan a sí mismos inmediatamente sin necesitar la ilusión y la esperanza. Si esta enseñanza trae sus frutos, entonces cesamos de buscar la felicidad y goce y solo procuramos escapar en lo posible al dolor y al sufrimiento. (p. 29)

A continuación, Schopenhauer emite una serie de reglas para lograr la felicidad (50 en total), dentro de las cuales podemos mencionar las siguientes: “Regla número 2: Evitar la envidia. Sabemos cuán cruel e implacable es la envidia y, sin embargo, nos esforzamos sin cesar en suscitarla en los demás” (p. 30). “Regla número 7: Reflexionar a fondo sobre una cosa antes de emprenderla y una vez llevada a cabo no angustiarse con los resultados, sino desprenderse plenamente del asunto” (p. 46). “Regla número 13: Cuando estemos alegres, no debemos pedirnos permiso para ello con la pregunta de si tenemos motivos para estarlo” (p. 48). “Regla número 22: Vivir feliz solo puede significar vivir lo menos infeliz posible” (p. 59). “Regla número 25: Debemos ver lo que poseemos como lo estaríamos mirando si alguien nos lo quitara; sea propiedad, salud, amigos, amantes, esposa e hijos, la mayoría de las veces solo sentimos su valor después de haberlos perdido” (p. 62). “Regla número 32: Al menos nueve décimas partes de nuestra felicidad se basan exclusivamente en la salud” (p. 67).

Discusión sobre el diálogo Gorgias

En el Gorgias (Platón, 2017) se inicia una polémica entre Sócrates y Gorgias acerca de la retórica. Este último es un sofista famoso, nacido en Leontinos, que se declara un retórico y define la retórica como una actividad de las más excelsas, con la cual es capaz de convencer o persuadir sobre cualquier tema a sus interlocutores. Gorgiasacepta que la justicia debe tenerse en cuenta en los discursos pero que, si alguno de sus discípulos no sabe lo que es la justicia, él mismo se encargaría de enseñarles; sin embargo, no se puede culpar al maestro de los actos injustos en que incurren los discípulos del retórico.

Sócrates rebaja el concepto de la retórica a un simple hábito, como la culinaria, que sólo busca dar placer a las personas, sin buscar el bien. Sócrates declara que la única retórica buena es aquella que busca el perfeccionamiento de sus interlocutores, enseñando con la verdad. Sobre la justicia, Sócrates la considera el fundamento de la retórica y demanda una sanción justa para cualquier infractor de las leyes, por lo que sostiene que es peor cometer una injusticia que sufrirla, proponiendo que el castigo justo es como una curación del alma, que te libera de la culpa por los actos injustos cometidos. Sócrates dice entonces:

Pues en mi opinión, Polo, el que obra mal y es injusto es totalmente desgraciado; más desgraciado, sin embargo, si no paga la pena y obtiene el castigo de su culpa, y menos desgraciado si paga la pena y alcanza el castigo por parte de los dioses y de los hombres. (p. 472).

De la polémica sobre la retórica y la justicia se pasa a la discusión sobre el placer y el bien, en la cual Sócrates afirma que el bien es epistemológicamente superior al placer y que la satisfacción del placer debe tener en cuenta los medios disponibles para su satisfacción. Sócrates propugna además que para conocer cómo hay que vivir, debemos dominarnos a nosotros mismos, y ante la pregunta de Calicles “¿qué entiendes por dominarse a sí mismo?”, responde: “Bien sencillo, lo que entiende la mayoría: ser moderado y dueño de sí mismo y dominar las pasiones y los deseos que le surjan” (p. 491). En cuanto a la felicidad, Sócrates es partidario de una concepción adaptativa de la felicidad, que precisamente toma en cuenta las condiciones para la satisfacción de nuestros deseos a fin de evitar frustraciones por la insuficiencia de los medios para alcanzar su satisfacción y para no atentar contra las posibilidades de satisfacción de los deseos de otras personas.

En el Gorgias, Calicles, otro interlocutor del mismo diálogo, manifiesta otro concepto de felicidad, donde prima la autosuficiencia, según la cual es necesaria la prosperidad externa para ser feliz. Sócrates dice en el Gorgias que se debe preferir “en vez de una vida insatisfecha y desordenada, la que se provee y satisface ordenada y adecuadamente con las cosas que se hallan presentes en cada ocasión” (p. 493). Al respecto, según Irwin (2000), Sócrates sugiere:

(Q)ue satisfacemos estas condiciones sí y sólo si adaptamos nuestros deseos a las condiciones existentes para satisfacerlas y, de este modo, aseguramos su satisfacción. Llamemos a esto la concepción “adaptativa” de la felicidad. Afirma así mismo que, efectivamente una vida es feliz cuando es “autosuficiente”, porque no necesita nada más, y también es “segura”, porque es inmune al infortunio”. (p. 183)

En todo caso, la recomendación socrática es que la satisfacción de nuestros deseos, debe realizarse con criterio de sostenibilidad; es decir, que no afecte nuestra propia situación en el futuro, ni la satisfacción de los deseos de nuestros contemporáneos, ni de las generaciones venideras.

Sin embargo, vivimos en una época donde la satisfacción de nuestras necesidades no se realiza con criterio de sostenibilidad; para dar cuenta de ello basta verificar como se aprovechan los recursos naturales, sin ninguna consideración a las necesidades de las generaciones futuras. Entre otros daños, estamos entonces frente a la devaluación de los suelos y las aguas por las industrias, como la minería. Tampoco hay consideración por los aires a cuyo deterioro contribuyen muchas fábricas, sobre todo de países desarrollados, que se niegan a reconocer los daños que producen y ocasionan el calentamiento global.

El concepto de felicidad que Sócrates expone en el Gorgias, es adaptativo, es decir, la búsqueda de la felicidad de una manera racional, evitando la satisfacción de nuestros deseos de una manera hedonista, donde la búsqueda del placer sea la única meta de la persona, sin atender a criterios de prudencia y templanza que finalmente configuraran una conducta desordenada y alejada de la virtud.

El Gorgias es entonces aquel diálogo platónico donde, más allá de la discusión de la naturaleza de la retórica, y sobre la justicia y la injusticia, así como el valor superior del bien sobre la simple búsqueda del placer, es un diálogo del cual se puede extraer una recomendación moral para la existencia pacífica entre los seres humanos, que deben encausar la búsqueda de la felicidad de una manera racional, alejada de una actitud egoísta que solo busca el bienestar propio sin tener en cuenta a nuestros semejantes.

Un ejemplo claro de actitudes irracionales en la satisfacción de los deseos es el incumplimiento del Protocolo de Kyoto por parte de los países industrializados que son responsables del 55% de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), dióxido nitroso (CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O) o los compuestos fluorados: los hidrofluorocarbonos (HFC), los perfluorocarbonos (PFC) y el hexafluoruro de azufre (SF6). Los Estados Unidos de Norteamérica, por ejemplo, se niegan a suscribir el Protocolo de Kyoto por considerarlo de aplicación ineficiente. Es claro que el efecto invernadero que provocan dichas emisiones tendrán un efecto sumamente perjudicial para las generaciones futuras, que deberán afrontar cambios climáticos, inundaciones producto de los deshielos polares, convulsiones sociales por los efectos de los cambios climáticos que provocan hambre, epidemias e inestabilidad social, política y económica.

Otro ejemplo del aprovechamiento de recursos naturales sin ningún criterio de racionalidad es la sobreexplotación maderera en la Amazonía, donde se depredan bosques sin calcular siquiera cual será el efecto sobre el medio ambiente para las generaciones del futuro y sin la previsión de reemplazar aquellas especies botánicas que se depredan. A lo que debemos agregar el daño que se produce en la fauna silvestre que asiste a la desaparición de su hábitat que, en casos ya documentados, puede incluso significar su desaparición. Mención aparte merecen también la explotación minera ilegal, que vierte sus productos de desecho mineral a las fuentes hídricas, contaminando y afectando la flora y fauna de las mismas.

Sin embargo, hay que decir que la ética del Gorgias, en lo que se refiere a la concepción adaptativa de felicidad, tiene plena vigencia y permitiría la convivencia pacífica de los hombres, porque nuestra conducta debe estar orientada a la búsqueda del bien y al logro de la felicidad de una manera racional, es decir, atendiendo a los medios que tenemos para satisfacer nuestros deseos con moderación; lo que según Sócrates hace buenos y justos a los hombres (Platón, 2017).

CONCLUSIONES

1. En el Gorgias Sócrates expone su opinión sobre la retórica, a la que el considera una simple adulación que solo busca dar placer a los interlocutores, aún sin conocer la naturaleza de las cosas, ni sus causas; por este motivo, el orador, sin tener conocimiento sobre lo justo y lo injusto, es capaz de convencer en los tribunales y las asambleas, sobre las cosas en las que no tienen ni la práctica ni la experiencia. La retórica buena es aquella que enseña con la verdad y busca que sus interlocutores se conviertan en mejores hombres.

2. La búsqueda de la felicidad, según Sócrates, debe realizarse satisfaciendo los deseos de una manera racional y no de una manera irracional, sin ninguna limitación y conforme se vayan presentando. Sócrates recomienda la moderación en la satisfacción de los deseos, porque la moderación hace de las personas justas y buenas.

3. Sócrates introduce en el Gorgias enseñanzas ético morales, donde responde la pregunta ontológica ¿cómo debemos vivir? y la pregunta epistemológica ¿cómo podemos saber cómo debemos vivir? La respuesta a la primera pregunta es que nuestras acciones y nuestra conducta deben estar dirigidas a la búsqueda del bien; y la respuesta a la segunda pregunta es la búsqueda de la felicidad con moderación, de tal manera que la satisfacción de nuestros deseos no termine afectándonos a nosotros mismos ni a nuestros semejantes.

4. Las normas ético morales que se plantean en el Gorgias contribuyen a la convivencia pacífica entre los hombres, practicando la moderación en la satisfacción de nuestros deseos, alejándonos de la satisfacción de los mismos sin considerar el derecho que tienen nuestros semejantes para la satisfacción de sus propios deseos, en el presente y en el futuro.

5. Finalmente, el Gorgias no solo debe ser leído atendiendo a las características de la retórica, que debe buscar la enseñanza de los interlocutores con la verdad, sino también extrayendo de dicho diálogo las enseñanzas morales sobre una forma de vida que sea guiada por la búsqueda del bien y por la moderación en la satisfacción de nuestros deseos.

REFERENCIAS

Aristóteles. (1985). Ética Nicomáquea. Gredos. Dynnik M. A. (1968). Historia de la Filosofía. Grijalbo.

Guthrie, W. K. C. (1998). Historia de la filosofía griega. Gredos.

Irwin, T. (2000). La ética Platónica. Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM.

Kant, I. (1999). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Ariel.

Marías, J. (1966). Historia de la Filosofía. Revista De Occidente.

Mill, S. (1974). El utilitarismo. Aguilar.

Nietzsche, W. (1977). Aurora. Biblioteca Nueva.

Platón. (2017). República Parménides Teitetos. Gredos.

Reale, G. y Antiseri, D. (1995). Historia del pensamiento filosófico y Científico (Tomo I). Herder.

Schopenhauer, A. (2000). El arte de ser feliz. Herder.

Información adicional

Citar como: Beraún-Barrantes, J. A. (2022). El concepto adaptativo de la felicidad según el Gorgias de Platón y su aplicación actual. Desafíos, Importar imagen Importar tabla 13(2), 00-00. https://doi.org/10.37711/desafios.2022.13.2.373



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