DOSIER 

ENSAYO

Abya Yala y la cosmovisión andina

Abya Yala and the Andean worldview

Hilda Ayquipa Delgado 1,a            , Angélica Carhuapoma Gamboa 1,a , Raquel Peralta Gamboa 1,b , Cayetano Alberto Velásquez Yucra 1,a , Oscar Gutiérrez Huamaní 1,c

1 Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Ayacucho, Perú.

a Bachiller en Ciencias de la Educación. b Bachiller en Ciencias de la Ingeniería. c Doctor en Ciencias de la Motricidad.


Citar como: Ayquipa-Delgado, H., Carhuapoma Gamboa, A., Peralta Gamboa, R., Velásquez Yucra, C. A., y Gutiérrez Huamaní, O. (2024). Abya Yala y la cosmovisión andina. Desafíos, 15(1):96-101. https://doi.org/10.37711/desafios.2023.15.1.421


Recibido: 05-09-2023

Aceptado: 13-11-2023

Publicado en línea: 12-01-2024


RESUMEN

El objetivo del trabajo es conocer y reflexionar sobre Abya Yala y la cosmovisión andina, que tuvo un desarrollo cultural diferente a la occidental, la cual fue interrumpida con la invasión española, la cual impuso su lengua, costumbres y su dios. El término Abya Yala es asignado al continente americano por el pueblo kuna, aceptado por la organización de pueblos indígenas y tiene el significado de “Tierra en plena madurez o Tierra de sangre vital”. La cosmovisión de estos pueblos estuvo marcada por la conservación de la naturaleza, ya que se consideraban parte de ella. Este punto de partida establece la relación armónica entre los habitantes y la naturaleza. Concluimos que los pueblos andinos están en un proceso de reconstrucción de la cosmovisión andina, valorando su tradición, idioma y costumbres ancestrales, ante la imposición de una cosmovisión dominante eurocéntrica, que trató de despojar los saberes y riquezas ancestrales.

Palabras clave: epistemicidio; cosmovisión; naturaleza; Abya Yala, andina.


ABSTRACT

The objective of this work is to understand and reflect upon Abya Yala and the Andean worldview, which underwent a cultural development different from the Western one, interrupted by the Spanish invasion that imposed its language, customs and god. The term Abya Yala is designated to the American continent by the Kuna people, accepted by the organization of indigenous peoples, and carries the meaning of "Land in full maturity” or “Land of vital blood." The worldview of these peoples was marked by the conservation of nature, as they considered themselves part of it. This starting point establishes a harmonious relationship between inhabitants and nature. We conclude that Andean peoples are in a process of reconstructing the Andean worldview, valuing their tradition, language, and ancestral customs, in the face of the imposition of a dominant Eurocentric worldview that attempted to strip away our ancestral knowledge and wealth.

Keywords: epistemicide; worldview; nature; Abya Yala; Andean.



INTRODUCCIÓN

Abya Yala es el nombre del continente americano asignado por el pueblo kuna (Panamá y Colombia) y aprobado por las organizaciones de los pueblos indígenas. “Literalmente, significa tierra en plena madurez o tierra de sangre vital, tierra noble que acoge a todos. La denominación Abya Yala es símbolo de identidad y de respeto por la tierra que se habita” (Del Popolo, 2017, p. 23). Una visión de la tierra diferente a la occidental en la que prima el respeto a la tierra (Pachamama), en la que habitaron pueblos americanos saludables, robustos, altos, limpios, con una dieta nutritiva, con una riqueza cultural y material diferente a la occidental de ese entonces (Del Popolo, 2017). El Abya Yala es el territorio de grandes civilizaciones que aportaron a la humanidad, valores, conocimientos, tecnología, etc., que hasta hoy asombran al mundo. El desarrollo de los pueblos del Abya Yala fue interrumpido con la invasión española y portuguesa en 1492.

Los kunas nos mencionan que ha habido cuatro etapas históricas de la tierra y a cada etapa le corresponde un nombre: Kualagum Yala, Tagargun Yala, Tinya Yala y Abya Yala. Todos estos pueblos más tarde pasan a llamarse América. Los habitantes del Abya Yala valoraron su símbolo e identidad con respeto a sus raíces, considerándose “Wawgeykuna” (Hermanos Americanos), quienes en la actualidad siguen manteniendo la unidad y la originalidad de sus raíces (Ruiz, 2017).

Para los pueblos originarios paba y nava, el significado del Abya Yala es: territorio salvado, preferido, querido. En la lengua kuna significa tierra madura”, “tierra viva” “tierra en florecimiento”, derivado de dos vocablos Kuna, abe, que significa sangre, y ala, que denota un espacio, territorio grande. Abya Yala, es el término utilizado por los kuna, pueblo originario que habitaba en Colombia y Panamá, para designar al territorio comprendido por el continente americano (Ruiz, 2017). En este continente también habitaron otras culturas originarias, denominándolo como Tawantinsuyo, Anauhuac, Pindorama, etc.; pero Abya Yala es la denominación con mayor difusión en los pueblos originarios y va tomando fuerza en la unidad y pertinencia de sus habitantes.

Dussel (1993) nos menciona que el “Descubrimiento de América” fue el verdadero descubrimiento de los habitantes del Abya Yala, iniciando el mito de la “modernidad”, concepto con componente enmascarado, sutil bajo la reflexión filosófica del pensamiento eurocentrista.

La invasión y conquista redujo las condiciones y calidad de vida la población autóctona del Abya Yala, reduciéndola enormemente con asesinatos y la sobreexplotación, legitimados con las bulas papales de Alejandro VI, los cuales son archivos que tratan asuntos políticos o religiosos que contiene el sello papal o pontificial (Toledo y Toledo, 2021).

El papa Alejandro VI concretó la concesión de la bula Inter caetera el 4 de mayo de 1493, documento pontificio que donaba a los monarcas católicos todas las tierras descubiertas (junto con todos sus dominios, ciudades, fortalezas y pertenencias) que no pertenezcan a otro príncipe cristiano. A partir de la segunda bula, Eximiae devotionis o de privilegios, el Papa entregó la administración de los bienes de la Iglesia en las “indias” a los reyes de Castilla y Portugal. Los diezmos perpetuos de las “indias” la bula del 16 de diciembre de 1501, Eximiae devotionis sinceritas (Bejarano, 2015). Tanto los portugueses como los españoles se valieron de las bulas papales para accionar en Abya Yala, justificando que existían habitantes “barbaros”, desnudos y que no creían en el dios católico.

Otro aspecto que permitió despojar de las tierras a los habitantes del Abya Yala fueron las doctrinas de terra nullius y del descubrimiento, las que surgieron con posterioridad a la conquista y colonización. Terra millius traducido al español significa tierra de nadie. Por ende, son las tierras habitadas “a cuya población no se le reconoce por parte de un orden presuntamente natural, de la naturaleza humana, ni gobierno ni dominio en propia casa por reputársele no civilizada, no situada ni de lejos a las alturas de Europa” (Clavero, 2019, p. 356).

Los pueblos del Abya Yala fueron despojados, perseguidos, masacrados en trabajos forzados, prohibidos de usar sus vestimentas e idioma, condenados y obligados a no realizar las prácticas espirituales, pero sí conservaron los principios y prácticas ancestrales. Los pueblos del Abya Yala resistieron entonces manteniendo sus conocimientos, principios y algunas lenguas que poco a poco se van perdiendo.

Los kunas han ido formando su identidad en todo lo que les rodea, dando valor único a su deidad, costumbres y tradición. Para los moradores del Abya Yala, la naturaleza es considerada un ser viviente madre tierra (pacha mama), para lo cual se realizan ritos y ceremonias de agradecimiento por brindarles las bondades y la misma vida.

El líder aymara Takir Mamani manifiesta que todos los pueblos originarios del Abya Yala deban rescatar sus costumbres y tradiciones culturales, usar nombres originarios, revalorando su autenticidad e identidad (Juncosa, 1987).

Los habitantes del Abya Yala han desarrollado mucha riqueza cultural propia, tradiciones y deidades, las cuales, después de la llegada de los españoles, con la imposición de una cultura europea y su Dios, fueron dejadas de lado. Pero los pueblos originarios siguen manteniendo muchas de sus tradiciones y costumbres, con una resistencia frente a la imposición de una cosmovisión de los colonizadores; muy a pesar de que han intentado desaparecer la identidad cultural de los moradores del Abya Yala. Pero los pueblos originarios se ingeniaron mecanismos para mantener vivos algunos patrones culturales de sus pueblos y cuidar su identidad (Juncosa, 1987).

Los conquistadores provistos de armas, primordialmente de la cruz y la espada, destruyeron gran parte de los conocimientos andinos ancestrales, imponiendo sus tradiciones europeas. Los habitantes del Abya Yala fueron maltratados de manera inhumana, obligados a usar ropas impuestos por los europeos e incluso fueron sometidos a dejar de usar sus idiomas, con la imposición del español como idioma oficial. Sin embargo, los pueblos originarios se resistieron manteniendo su identidad.

La explotación de los conquistadores sobre los moradores del Abya Yala fue de manera abusiva, para el beneficio de los europeos, quienes los trataron como animales, creando el mito de la “modernización” y justificando la invasión y masacres de los pueblos originarios de América (Popolo, 2017)


DESARROLLO O CUERPO

La cosmovisión de los pueblos originarios del Abya Yala es muy diferente a las judeocristianas occidentales, para quienes el mundo está al servicio de los hombres. Mientras que, para los habitantes del Abya Yala, “la tierra está viva, es un ser vivo, y de esa condición se derivan muchos compromisos para el hombre, que está al servicio del mundo” (Montemayor, 2000, p. 98). Estos últimos están abocados en su conservación, ligando sus actividades a los astros, con ese compromiso de alta responsabilidad. Este punto de partida establece diferentes relaciones entre habitantes con la naturaleza. Para los andinos nada está desligado de la naturaleza, cada elemento está unido a un todo natural.

La filosofía andina se basa en la forma de vivir y percibir la vida teniendo en cuenta aspectos geográficos, culturales e ideales del continente sudamericano, ya que de ahí se originará la reconstrucción de “los pueblos originarios de América”, dando valor a su identidad étnica y pluricultural, en el seno de la cual siguen resistiendo en mantener sus costumbres y sus tradiciones ancestrales, allí donde vive el “hombre andino” o el pueblo andino. En la concepción andina, la ciencia es el conjunto de la sabiduría colectiva acumulada y trasmitida a través de generaciones (Estermann, 2008).

En el mundo andino, el universo cultural la relación del ser humano con la naturaleza es existencial, donde la filosofía y la cultura se entrelazan, intuitiva, holística e integralmente. El saber humano no se desliga del saber de la vida y su existencia se da de manera colectiva, llegando a considerar cada elemento (el agua, la tierra, el fuego, el aire, el sol y la luna) como un ser vivo, con dioses, creencias, tradiciones, ritos propios del Abya Yala (Achig, 2015). Así, la cosmovisión andina en relación a la salud, parte de la:

Relacionalidad del todo, en donde todo está de una u otra manera vinculada con todo; la correspondencia, en donde cada fenómeno puede ser comprendida analizando sus dos opuestos correspondientes; la Complementariedad, en donde los fenómenos distintos y opuestos a otro fenómeno se pueden asociar; la Reciprocidad: en donde cada acción se corresponde con otra, es el principio dar y recibir, no solamente entre seres sino también con la Pachamama y el cosmos (Achig, 2015, p. 88).

Los saberes ancestrales andinos fueron relegados y subvaluados porque no atravesaron por el “rigor científico” positivista occidental o vectores lógicos exclusivistas; sin embargo, desde la cosmovisión andina y las experiencias interpretadas colectivamente se aprende de la convivencia con los otros y la naturaleza. “Lo mágico-ritual es parte indispensable de la vida, lo sagrado es parte de la vida” (Achig, 2015, p. 90). En el Abya Yala vivieron en armonía el hombre y la naturaleza, formando una sola unidad sin distinción alguna.

En el Abya Yala la religiosidad fue estructurando y organizando sus espacios y tiempos para la celebración de los dioses, con manifestaciones mágico-rituales. La deidad es uno de los factores que rige a los pueblos andinos aymara, quechua y al pueblo guaraní. Estos pueblos reconocen a la naturaleza como un ser supremo (Dios), que les provee el sustento para su supervivencia. Debido a esta cosmovisión, en el Abya Yala se veneran a todos los elementos de la naturaleza, quienes se mostraron como espíritus tutelares, creando armonía entre los hombres y la naturaleza hasta la actualidad. En la reconstrucción de esta cosmovisión de los pueblos andinos se observa el politeísmo, con Apus (dioses) representados por cerros, ríos, o lagos; y podemos resaltar la coincidencia de un dios en todos estos pueblos andinos, la Madre Tierra (Pacha mama), considerada como la diosa femenina, quien se encarga de propiciar y sustentar todas las formas de vida. Los Achachilas, considerados como seres sobrehumanos y el Uywiris, también es considerado como protector de los habitantes, plantas y animales (Valencia, 1999). La cultura azteca también fue politeísta, destacando: Tezcatlipoca, Tezclatipoca, Quetzacoalt y Huitzilopochtli (Beals y Hoijer, 2000).

El Abya Yala, como la tierra de sangre vital, tanto en el mundo quechua, ayamara, azteca y otros, es considerada como “la madre que puede amamantar” a los pueblos que la habitan, con un “Buen Vivir” (allin kawsay) sin fronteras que la limiten. Como señala Evo Morales “Los aymaras queremos nuevamente volver a ser, que significa volver a ser qamiri, que es Vivir Bien; los quechuas han dicho lo mismo: volver a ser capac, persona que vive bien; los guaraníes han dicho que quieren volver a ser yambae, que entraña vivir bien y sin dueños” (Delgado et al., 2021, p. 1). Sin duda, los pueblos andinos mantienen una conexión con la pachamama (la madre tierra que les “amamanta”), en donde se puede vivir bien en equilibrio, constituyéndose en la madre que integra los pueblos.

Aunque la invasión española trató de “evangelizar” a los pueblos del Abya Yala, con una violencia de imposición ideológica y espiritual. En los pueblos originarios del Abya Yala se dio la producción, sobrevivencia y resistencia del pensamiento filosófico andino. La unidad mítico-ontológica o “universo cultural” fue producto de acuerdos interculturales inspirados en el contexto local o regional bajo el principio transcultural. La teología, la cosmovisión naturalista, la espiritualidad, los valores ancestrales, los seres míticos e iconográficos, se han mantenido a través de los ritos, como si fueran los “abuelos” de manera simbólica. “El núcleo-duro de la filosofía en Abya Yala está formalizado comunitaria y explícitamente en los mitos creados y vividos” (Herrera, 2020, p. 85). A pesar de una brutal “evangelización”, los Apus (dioses andinos) como la Killa (luna) y el Inti (sol), para el mundo andino siempre han representados ser los padres; en donde todo tiene vida, corazón, sentimientos, es decir, son kawsay. La comprensión humana del mundo racional se concreta de manera formal con la creación de mitos y símbolos utilizados pedagógicamente (Herrera, 2020).

En el Abya Yala, los ritos y ceremonias estaban basados en venerar a sus dioses mediante sacrificios, oraciones, danzas y cantos. Un claro ejemplo es el famoso “pagapu” a la Pachamama (madre tierra) para recibir “bendición” o beneficios para el cultivo de sus tierras y mejora de sus cosechas e incluso para salir victorioso en las guerras; en los cuales ofrendaban animales y seres humanos. A estos se le denomina ritos de intensificación porque eran para toda la comunidad. Otros eran para la fertilidad de la mujer, dar un buen parto sin sufrimiento, etc.; los cuales fueron llamados ritos de tránsito (Botero y Endara, 2000).

Los pueblos andinos usaron a la serpiente, el cóndor y otros seres como símbolos de deidades e incluso los plasmaron en sus tejidos, orfebrerías y en sus construcciones, con los cuales se fueron identificando y formaron parte de sus vidas. En el mundo andino la serpiente aparece como un animal extraño, incomprensible, mágica, temido y convertido en una divinidad (Botero y Endara, 2000). El Amaru (la serpiente) en el mundo andino emerge de las profundidades de la naturaleza y evidencia el origen acuático de cuanto existe como entidad material. A diferencia de la visión de los cronistas europeos, el Amaru es “un eje poderoso y de carácter iniciático. El Amaru refiere a la luz consciente. Nada menos que el despertar divino” (Goldstern, 2022, p. 1).

En el Abya Yala, las mujeres de los pueblos andinos generan desde sus comunidades conocimientos con presencia, voz y protagonismo en el mundo. A través del diálogo demostraron su unidad para así alzar su voz de protesta ante las imposiciones dominantes, demostrando protagonismo dentro de su familia y sociedad; ellas emprendieron fuerza de lucha para dar a conocer su liderazgo y así sacar adelante al pueblo. Las mujeres comparten su ser, la “Tierra Niña” que también es mujer; pues para las kunas toda la creación es femenina y masculina. Las mujeres en el Abya Yala compartían muchas acciones en forma de fraternidad, hablan sobre las necesidades de su pueblo e incluso de los problemas de su entorno (Gargallo, 2014).

Las mujeres son consideradas como eje central de su vivencia, formando un liderazgo en los pueblos andinos (Herrera, 2019). Las mujeres andinas en su momento tuvieron un protagonismo radical y con el pasar del tiempo han ido modificando su modo de pensar de acuerdo al contexto sociocultura en busca de un dialogo reflexivo, lo cual ha permitido que las mujeres convoquen a las asambleas comunitarias en las Ciudad de la Paz y Cochabamba, incursionando en las decisiones políticas con un espíritu de liderazgo; haciendo sentir su malestar de no ser oprimidas por los patrones, caudillos, ni jefes ni amos, sino crear vínculos de hermandad, compañerismo e igualdad de género. La identidad de la mujer maya se destaca en su desenvolvimiento maternal dentro de su familia y comunidad, realizando un trabajo protagónico integro. La reivindicación de la mujer guatemalteca se destacó en el ámbito político y religioso de su sociedad (Gargallo, 2014).

Se puede señalar que: “Las Mujeres Indígenas son guardianas de los conocimientos ancestrales, protegen los bosques, los recursos hídricos y la biodiversidad, y se encargan de transmitirlos de generación en generación.” (FSC Indigenous Fountation, 2021, p. 1). “Los saberes ancestrales están enfocados en la medicina, gastronomía silvicultura, construcción artesanías, lenguas ancestrales, técnicas de conservación, microclimas, producción y alimentación, agricultura, riego entre otros” (Carranza et al., 2021, p. 112). Así, la forma de enseñanza y aprendizaje en el Abya Yala se daba mediante acciones concretas de la vida cotidiana. Para ellos, el conservar la naturaleza era lo primordial; por lo tanto, estaban llamados a mantenerlos de manera intacta y así asegurar su sobrevivencia. Aspecto importante del saber ancestral, quienes nos han dejado sus tradiciones y costumbres, que hasta la actualidad debemos seguir cultivando como una herencia histórica (Poma et al., 2021).

Si tan sólo pensáramos por unos minutos de nuestra vida y ver que la educación es como un juego, entonces la vida y el juego se hicieran uno. Entonces, la perspectiva de educar sería un juego donde todos salimos ganando enseñando y aprendiendo a la vez, que es lo que se busca. En el Abya Yala tenían su propia estrategia de enseñanza empleando al juego. Jugar es entendido como una actividad espiritual, llegando a ser el conocimiento mismo y “es la forma de relacionarse con otros seres vivos y con la no materialidad de la existencia. Jugar es comprender el cosmos, es interpretar los sueños. Jugar es la forma de concebir la vida y la existencia” (Moreno et al., 2018, p. 64).

“El hombre andino se ve a sí mismo en la naturaleza. Al asignarle condición humana, la naturaleza puede padecer los mismos fenómenos que el hombre” (Villena-Pacheco, 2022, p. 30). Esta visión nos permite entender la necesidad de su libre expresión. Los pueblos del Abya Yala después de la Declaración Universal de Derechos Humanos (Naciones Unidas, 1948, art. 19) construyen una auténtica democracia donde hay respeto al pluralismo político e ideológico. A partir de la década de 1990, la libertad de expresión se redefinió, más allá de la libertad de información, como la libertad de comunicación, lo cual ha hecho que los pueblos kunas han ido desarrollando su libertad de expresión, en la radio, televisión etc.; y no solo como un derecho, sino como una condición de vida en su desarrollo social, haciendo reflejar sus realidades y vivencias. Los pueblos andinos tenemos derecho a la dignidad y diversidad cultural, respetando nuestras tradiciones, historias y aspiraciones. Los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos andinos han hecho que se revaloren el cuidado del medio ambiente, la diversidad cultural, la agricultura sostenible y el buscar el buen vivir de la humanidad (allin kawsay). Siempre buscando el bien común para todos y así prevalecer la visión del Abya Yala (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], 2017).

 “El hombre andino ha desarrollado conocimiento y tecnología basado en su concepción ecológica y cargadas de ritualizaciones” (Villena-Pacheco, 2022, p. 30). Este aspecto lo diferencia de una concepción depredadora que deteriora el equilibrio de la relación hombre naturaleza y la relación entre hombres. Un reto que enfrenta el Abya Yala en la actualidad es la construcción de una sociedad pluricultural, inclusiva, equitativa y no discriminatoria; por ello, muchos países latinoamericanos y de otros contextos han ido organizando eventos como congresos o convenciones, que constituyan una oportunidad para la inclusión de los pueblos andinos en dichas sociedades, lo que conlleva el desafío de comprender el paradigma del buen vivir, tanto para replantear el modelo de desarrollo vigente, como también sus implicaciones en la garantía de los derechos de estos pueblos (CEPAL, 2017).

En la actualidad, se debe revalorar la cosmovisión de los pueblos andinos como tal -Abya Yala-, respetando nuestras costumbres, tradiciones y visiones, pues los pueblos andinos mantuvieron esos legados y fueron aprendiendo y surgiendo como una sociedad con riquezas pluriculturales. En el contexto actual existe una imposición epistemológica, que atenta a la epistemología andina, creando en el hombre actual una distorsión cultural y dejando de lado esa herencia milenaria, invadiéndonos con una cosmovisión occidental, dando mayor importancia a los avances de la tecnología y los medios de comunicación que nos mantiene alienados. Es imprescindible la revaloración y reconstrucción de la cosmovisión andina, considerando: “la concepción del mundo, la fuente de la vida, el origen del hombre, el destino o morada final del hombre, la relación hombre-naturaleza, la percepción de la producción, la percepción del trabajo y la relaciones entre los hombres” (Villena-Pacheco, 2022, p. 29).


CONCLUSIONES

Los pueblos andinos estamos en un proceso de reconstrucción de la cosmovisión andina, valorando sus tradiciones, idiomas y costumbres ancestrales, ante la imposición de una cosmovisión dominante eurocentrista, que trató de despojarnos de nuestros saberes y riqueza ancestrales. Dentro de esta, las mujeres ocupan un pilar trascendental para mantener y preservar la cultura y, sobre todo, para buscar la unión a través del diálogo. Debemos resaltar que en todas las etnias andinas prevalecía el respeto hacia naturaleza (la madre tierra) como su ser supremo; del mismo modo consideraban al maíz, que es fruto sagrado que saciaba el hambre de los pueblos. Para el buen desarrollo de la sociedad se debe practicar el Ayllin Kawsay, como una estrategia primordial en cualquier ámbito, ya sea político religioso, familiar, etc. La globalización ha ido opacando y destruyendo los valores y principios del Abya Yala; por esto proponemos la necesidad de revalorar, vivenciar, practicar y difundir los conocimientos ancestrales.


REFERENCIAS

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Contribución de los autores

A-DH, CGA, PGR, VYCA y GHO: participaron en la lectura crítica, concepción y redacción del manuscrito.

Fuentes de financiamiento

La investigación fue realizada con recursos propios.

Conflictos de interés

El autor declara no tener conflictos de interés.

Correspondencia

Hilda Ayquipa Delgado

Dirección: Andahuaylas/Andahuaylas, Perú. Teléfono: +51 990 190 216

Email: huallata2002@yahoo.es