ENSAYO

Los animales enamorados en la tradición oral andina: el caso de un gusano y una joven

Animals in love in the Andean oral tradition. The case of a worm and a young woman


Timna Yulisa Huamán Antonio 1,a


1 Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú.

a Magíster en Lengua y Literatura.


Citar como Huamán Antonio TY. (2024). Los animales enamorados en la tradición oral andina: el caso de un gusano y una joven. Desafíos, 15(1):50-5. https://doi.org/10.37711/desafios.2023.15.1.413



Recibido: 06-09-23

Aceptado: 21-12-23
Publicado en línea: 05-01-24


 

RESUMEN

Exponer las características de los personajes (animal seductor y doncella engañada), así como el significado simbólico que tanto estos como las situaciones que atraviesan representan en el imaginario del runa, a partir de la serie de relatos orales conocidos como los animales enamorados; lo cual se sustenta en los principios de relacionalidad, específicamente la complementariedad. Para ello se realizó el análisis interpretativo de una narración recopilada en la provincia de Dos de Mayo, Huánuco (Perú). Las relaciones amorosas entre un humano y un animal fracasan debido a su naturaleza asimétrica, es decir, que este vínculo no compatibiliza con la idea de complementariedad o yanantin (condición primordial para la conformación de parejas en el contexto andino), dado que, alegóricamente, se trataría de un runa con un mana-runa, esto es, la unión de un miembro del ayllu con otro que no comparte ni armoniza con los mismos principios ideológicos y éticos de la comunidad. En este sentido, los relatos sobre animales enamorados reflejan la preocupación por consolidar la unidad social de la comunidad mediante el emparejamiento que rechaza cualquier incursión foránea.

Palabras clave: tradición oral; mundo andino; animales; seducción; engaño


ABSTRACT

To elucidate the traits of the characters (seductive animal and deceived maiden) and the symbolic meaning they represent within the imagination of the runa, based on a series of oral narratives known as "the animals in love." This exploration is grounded in the principles of relationality, specifically complementarity. An interpretative analysis was conducted on a narrative collected in the province of Dos de Mayo, Huánuco (Peru). Romantic relationships between a human and an animal fail due to their asymmetrical nature, which contradicts the concept of complementarity or yanantin (a fundamental condition for forming couples in the Andean context). Allegorically, it depicts a runa paired with a mana-runa, signifying the union of an ayllu (community) member with one who does not share or harmonize with the same ideological and ethical principles of the community. The narratives of animals in love reflect the concern to consolidate the social unity of the community through pairings that reject any foreign incursion.

Keywords: oral tradition; Andean world; animals; seduction; deception.


INTRODUCCIÓN

Los animales ocupan un lugar esencial y significativo en la vida de los hombres de todas las culturas. Su importancia trasciende el rol de proveedor para el sustento humano, ya que también se constituyen en actores de las diferentes cosmovisiones y religiones, alcanzando un estatus privilegiado en los diferentes libros sagrados.

El contexto natural y, sobre todo, las construcciones ideológicas sobre su entorno juegan un rol decisivo para la avenencia entre hombres y animales. En efecto, el hombre andino concibe su mundo como un espacio animado, en el cual, todo cuanto existe tiene vida. Así, el animal es un individuo más, equiparable al ser humano desde una óptica ontológica —aunque biológicamente diferente— y juntos cooperan en el curso regular de pacha; en este sentido, entre ambos no existen jerarquías, sino correspondencias recíprocas porque son entidades del mismo valor.

La representación simbólica que el runa construye respecto a los animales parte de su vivencia con una especie determinada y la valoración que le otorga está impulsada, como explica Claudia Lira (1997), por su naturaleza, su proceder, su aspecto (fiereza, agilidad, astucia, etc.) o por su afinidad con los otros animales; pero, sobre todo, porque es protagonista de sucesos insólitos que generan admiración, veneración o desestimación. Todas estas impresiones y experiencias fueron conservadas en la memoria individual y colectiva, a la vez, actualizadas mediante diversas manifestaciones culturales; para este caso, la narración oral, que presenta como personajes a los animales desempeñando roles habituales a su naturaleza y, también, míticas.

En este trabajo nos referimos a los animales que establecen —o, al menos, se esfuerzan por conseguir— un vínculo amoroso con un humano. Esta temática forma parte de la tipología denominada por César Itier (2007) como los “animales enamorados”. Así pues, los animales asumen el rol simbólico de pretendientes que buscan unirse a mujeres en edad casadera. Nuestro relato “El gusano y la muchacha” es una versión de esta categoría y lo que pretendemos primordialmente es demostrar la funcionalidad de los principios de relacionalidad — particularmente el principio de complementariedad—, en los que se fundamenta la cosmovisión andina para su conocimiento, comprensión y valoración. A partir de este planteamiento, en la primera sección presentamos rasgos generales sobre el estudio del tópico de los animales enamorados desde los aportes de Ossio (1992) y Ortiz (2004), así como la descripción de los personajes y su representación simbólica. En la segunda sección, a partir de un relato de nuestra recopilación, realizamos el análisis narrativo e interpretativo desde los fundamentos del pensamiento andino, donde tratamos de explicar las razones por las cuales estas relaciones de intención amorosa se frustran. Finalmente, presentamos algunas conclusiones resultantes del tema abordado.


DESARROLLO

Los animales enamorados

Ortiz Rescaniere (1993), al referirse a las narraciones y creencias sobre los amores extraordinarios, identifica dos tipos de relaciones: las que establece un humano con alguien sobremanera distinto a su especie, es decir, un hombre o mujer con un animal o, incluso, con espíritus y monstruos (las ánimas, el diablo, los gentiles, los espíritus de la naturaleza u otros seres fabulosos); y las que conforman humanos entre sí, pero consideradas incestuosas por su confinidad sanguínea o ceremonial (entre compadres, padrino y ahijada, madrina y ahijado). Esta vez abordaremos el primer grupo cuyo argumento, en la mayoría de las versiones, es el siguiente:

Un animal —zorro, perro, oso, ratón, cóndor, serpiente, murciélago, etc.— toma el aspecto humano para enamorar a una muchacha o, en algunas ocasiones, a un joven. Ella acepta las pretensiones, pero sin hacérselo saber a sus padres, por lo que sus encuentros con su amante son furtivos, ya sea en la noche, en la casa solitaria o en un paraje distante. Luego de un tiempo, la muchacha por sí misma o con la ayuda de sus padres, vecinos o amigos descubre la verdadera naturaleza del embaucador, quien es asesinado. En otros casos, el animal seductor rapta a la muchacha y se la lleva a su morada. Con la ayuda de un ave —colibrí, picaflor, etc.— ella se escapa y logra volver a su casa. El raptor muere al tratar de impedir la fuga.

Este tipo de relatos alegorizan las acciones efectuadas en torno a la formación de parejas en los Andes, evento que, por lo común, culmina en uniones conyugales. En efecto, como manifiesta Ossio (1992), los jóvenes en edad casadera deben emparejarse para constituir su propia familia, puesto que es un requerimiento necesario para ser reconocidos como adultos e insertados a la vida social, adquiriendo derechos y deberes que les permitirán desarrollarse plenamente en su comunidad, ya sea participando en las faenas comunales, ya ocupando cargos públicos o ya en el derecho de beneficiarse de los bienes públicos.

La unión conyugal no es comprendida como un vínculo facultativo, sino como un paso ineludible en la vida del runa. Su establecimiento se distancia de la decisión autónoma de los contrayentes justificada en lazos de afinidad y simpatía (amor, amistad); más bien, es un acontecimiento colectivo que compromete al conjunto de ambas familias o ayllus, ya que se pone en juego la conservación y la sucesión, no solo del linaje étnico, también de las costumbres y de las diferentes prácticas sociales, económicas, laborales, rituales, etc., que identifican a la comunidad.

En realidad, el establecimiento de parejas traspasa los intereses sociales y responde, más bien, al cumplimiento de unos de los fundamentos de la cosmovisión andina: yanantin, entendido como el principio de oposición complementaria, es decir, que desde la perspectiva del hombre andino, el universo y todo lo que se encuentra en él, está organizado en parejas de opuestos complementarios a partir de las nociones de ‘masculino’ y ‘femenino’ que, a su vez, son interdependientes y unidos entre sí por una cadena de intercambios recíprocos, ya sean estos simétricos o asimétricos (Núñez del Prado, 1979).

Es por eso que el hombre andino no concibe su vida ni el mundo sin su pareja o complemento, dado que, si “hay yanantin, hay allin kawsay, hay vida bonita, porque la falta de uno provoca la descompensación, la enfermedad en un cuerpo y en el mundo, ya que se ha generado la carencia” (Mamani, 2019, p. 200). De ahí la necesidad e importancia de constituir uniones que garanticen una correspondencia recíproca para una convivencia armoniosa.

A continuación, revisamos el perfil de los personajes recurrentes en este ciclo de relatos.

El animal seductor

La astucia y el galanteo son sus características esenciales, por eso, para atraer la atención de una muchacha, se transforma en un joven gallardo (maqta). Antropomorfizarse en el sexo opuesto es un procedimiento necesario porque le posibilita sostener una interacción viable y horizontal con otra especie diferente a la suya sin sufrir exclusión; como resultado, concretiza primero su deseo de acercamiento para, posteriormente, satisfacerse con el contacto sexual.

Por lo general, la apariencia que asume es análoga a su rasgo físico de animal: la tonalidad de la piel, pelo, lana o pluma se convierten en colores del ropaje del conquistador (Arguedas, 2012). Así mismo, el amante promete o entrega algún beneficio —comida, dinero, semillas, animales, etc.—, que favorezca su aceptación. Cabe agregar que la noche, raramente el día, es el tiempo idóneo para llevar a cabo el engaño—transformarse de animal en humano— y consumar la seducción.

La muchacha seducida

Se trata de una joven dedicada al pastoreo o a alguna labor doméstica (sipas), aunque también las mujeres casadas —cuyos maridos están lejos de casa— son los focos de atracción. Esto supone que la soledad es un estado vulnerable para solteras y casadas, más aún si están fuera de la comunidad, exponiéndose a los peligros de lo desconocido. Los modales y el porte de su galán sumados a la inexperiencia de su juventud la hacen más vulnerable a la seducción, al punto de no percatarse de la verdadera naturaleza de su amante. En ocasiones, es ella quien descubre el ser original del impostor, ya de manera fortuita o deliberada, y decide abandonarlo o, en todo caso, si es más fuerte su pasión, opta por continuar con la relación.

Los padres

En algunos relatos los padres, la familia o vecinos de la comunidad intervienen rescatando a la muchacha o castigando al embaucador tras descubrirse su ser real. La vehemencia característica de su edad la exponen al peligro de las “malas decisiones”, de allí la intervención experimentada de los adultos que descartan del hogar y la comunidad toda presencia furtiva, irregular y foránea que vulnere la armonía.

Un caso de seducción: “El gusano y la muchacha”

Este relato nos permitirá analizar el vínculo humano- animal que se establece en este tipo de relaciones, las cuales no logran prosperar debido a su naturaleza asimétrica, es decir, que este lazo no es conciliable con la idea de complementariedad o yanantin (condición imprescindible para la conformación de parejas), porque se trataría de la unión de un miembro de la comunidad con un individuo que no corresponde con los principios ideológicos y morales del ayllu.


El gusano y la muchacha

Una muchacha y su mamá vivían en un lugar seco, donde no había agua, y ellas sufrían mucho por este recurso. Desde lejos acarreaban para que puedan tomar, años y años; han sufrido bastante.

Después de tanto tiempo, un hombre hermoso y bien vestido se presenta y enamora a la chica. Pero esta respondió: “primero tráeme agua, enseguida podemos estar; de lo contrario, nada”. Bien, “para mañana temprano va a llegar tu agua”, le dijo el hombre. Ya para el siguiente día, por el costado de su fogata, amaneció agua cristalina.

Entonces, desde esa fecha, se relacionaron la muchacha con el hombre. Ya el hombre vivía al pie de un batán, todo gusano. La muchacha ya no vio más al hombre con el que había conversado. Ella también vivía en su casa sin salir, ya no quería ir a pastear animales. Cuando la muchacha molía su llushco (Domínguez, 2005), el gusano todito se metía adentro, a su vagina, para hacer su uso, de ahí normal salía y, vuelta así, todos los días lo mismo.

Como su mamá pasteaba animales todos los días, se cansó. Un día obligó a pastear a su hija. La mamá se quedó moliendo llushco. Entonces, pensando que era su enamorada, el gusano se apareció y también hizo su uso. La mamá alocadamente buscó lo que sea para matarlo, encontró un hacha, «¡qué salga nomás gusano!», dijo. Estaba esperando prevenida. Cuando apareció el gusano, lo destrozó, lo mató.

Por la tarde llegó su hija y ambas discutieron, “ah, sinvergüenza, usted ha hecho esto; por eso no querías cuidar animales”, le dijo la madre. “Ese era tu yerno», le contestó su hija, “ahora, usted, acarree agua. Yo no voy a traer, para qué le has matado a tu yerno”, le dijo a su mamá.

A partir de este texto advertimos que, en todas las versiones de esta categoría de relatos, salvando algunas excepciones, la seducción aparece ligada al engaño, la pasión y la metamorfosis del animal en ser humano.

Engañar es también una manera de persuadir a alguien mediante halagos y mentiras, tal modalidad se pone de manifiesto cuando el gusano asume la apariencia y conducta humanas para atraer la atención de una muchacha y enamorarla. Por su parte, la muchacha, víctima del engaño, además del atractivo físico del seductor, lo que la persuade para aceptarlo es no tener proximidad al agua: «primero tráeme agua, enseguida podemos estar, de lo contrario, nada», a lo que el hombre responde: «para mañana temprano va llegar tu agua». Basado en el engaño, el hombre (gusano) pacta un contrato con la muchacha para satisfacer ambas carencias.

Las necesidades que ambos quieren mitigar son a favor personal, pero sobre todo de sustento vital, en consecuencia y según lo estipulado: ella consentirá el contacto sexual en tanto que el hombre le garantice cercanía al agua. Así pues, a la mañana siguiente, «por el costado de su fogata, amaneció agua cristalina. Entonces, desde esa fecha ya, se relacionaron la muchacha con el hombre».

Atendidas las carencias, el gusano ya no vuelve a transformarse más en varón, hace del batán su morada y sale de ahí a fin de penetrarse en la vagina de la muchacha cada vez que ella se sienta para moler llushco; este vínculo sexual también es del agrado de la joven, pues desde entonces se niega a salir de la cocina para realizar otras labores domésticas. En estas circunstancias, la vigencia del contrato queda supeditada a la complacencia sexual y fisiológica de los amantes.

Desde un inicio, la pasión impulsa el comportamiento del gusano en pro de saciar su voracidad libidinosa. Lo mismo le ocurre a la muchacha, aunque parezca menos evidente, quien tampoco es ajena a esta apetencia, pues, a pesar de percatarse del verdadero ser de su enamorado nada le importa y persiste con el amorío. Aún más, si tenemos en cuenta, por un lado la ausencia del varón en casa —la muchacha y su madre viven solas— y por el otro la simbología masculina que adquiere el agua, obtenemos esta correlación analógica:

Agua             :   muchacha

Masculino     :   femenino

Fecundador  :   fertilidad

Humedad      :   sequedad

Semental      :   virginal

abundancia   :   carencia


En tal sentido, bajo el referente del agua, lo que en realidad la joven solicita es un mancebo con quien explorar su sexualidad furtivamente. En el relato, la presencia masculina está representada por el gusano, al cual corresponde cumplir esta lista de necesidades de la mujer.

Los amores salvajes entre gusano y mujer, como propone Ortiz (2004), están asociados con la masturbación y los deseos sexuales frustrados, aspectos propios de la iniciación a la vida adulta. En efecto, el trabajo de moler el llushco y lamorfología erótica del gusano y de aquel grano sugieren la masturbación femenina, como veremos a continuación. Cada vez que la joven emplea el batán realiza movimientos pélvicos que facilitan el ingreso del gusano —anatómicamente semejante al falo— a su vagina para “hacer su uso”; sin embargo, este encuentro es limitado porque solo alcanza el goce sexual, mas no, resultados seminales. Otra similitud morfológica se da entre la vulva femenina y los granos de llushco que la muchacha pela con el batán; ciertamente, este alimento no es un producto que se muele, sino que se pela antes de ser cocido—“pelar” es una locución coloquial de «masturbar»— y para llevar a cabo requiere pericia en el manejo del batán. La muchacha ya demuestra aptitud para esta labor. De todo ello se colige que mientras la mujer prepara el alimento crudo para su cocción, el gusano “prepara” a la mujer para su maduración. En ambos casos no se da la “consumación de los alimentos”, solamente se queda en el camino de la “cocción”.


Si bien existen pasiones que encauzan la realización de grandes logros, las cuales enaltecen al ser humano, también están aquellas que pueden tomar un rumbo negativo y convertirse en bajas; son estas últimas las que dirigen las acciones del gusano provocándole confusión y «ceguera» —al punto de no distinguir entre su amante y la madre de esta—, que lo desmandan más bien a la transgresión de los códigos ético-sociales y su consiguiente muerte. Al contrario, en la madre la pasión ha cedido a la madurez; por eso la presencia del gusano en su vagina no le provoca los mismos efectos que a la hija porque ya no es una novel en la vida sexual; antes bien, reconoce el amor bestial y sus posibles consecuencias, por consiguiente, acaba con la vida del gusano, muy ligada con la existencia del agua. En cuanto a la muchacha, la destreza en el manejo del batán así como la apertura a impetuosos encuentros sexuales podrían ser indicios que evidencian su edad casadera, una etapa liminal de valores, deseos e ideas ambivalentes en su paso de niña a mujer, de la soltería al matrimonio; un «despertar» ansioso que la expone al peligro de las «malas decisiones» gobernadas por la pasión, de allí la intervención experimentada de su madre que descarta del hogar toda figura masculina (gusano y agua) furtiva, irregular y foránea.


Se sabe de algunos ayllus que ceden transigir con forasteros, mediante alianzas matrimoniales, a fin de tener acceso a productos de los variados pisos ecológicos, dichas uniones proveen beneficios y representan una potencial institución de vínculos sociales; veamos entonces si el gusano (forastero) se perfila como un miembro admisible por la comunidad de su amada:

Efectivamente, estas actitudes para nada se alinean a los principios de formación de parejas en particular; ni a la ética del hombre andino, en general. Desde un inicio el seductor, fingiendo ser quien no es, conculca el principio del ama llulla (no mentir) y da pie a una relación clandestina centrada en la pasión sexual. De acuerdo con Ortiz (1993), estos amores se caracterizan por la parcialidad y la no viabilidad dado que el varón o la mujer únicamente se entienden como objeto de placer, mas no conciben ni proyectan su unión con miras a una constitución familiar, debido a lo cual no se benefician de la anuencia social y quizá la muchacha, al final, también perciba lo mismo, pues de su parte tampoco hay ningún interés de formalizar su amorío.


El estado liminal de la muchacha le confiere un valor ritual que, en el contexto de la formación de parejas, la convierte en una especie de objeto de intercambio cuya función social es la manutención y sostenibilidad de su comunidad, de modo que ella debe acceder a una pareja de su propio ayllu o de pueblos vecinos. Podría considerarse a la concesión de agua como un intento de reciprocidad por parte del pretendiente, empero, este bien no es para el usufructo colectivo; es más, desaparece junto a su dador, lo que revela su carácter provisional, probablemente de allí surja el temor de muchas mujeres a la infertilidad o a tener hijos bastardos y ser abandonadas, precisamente por aceptar a un mana runa.


CONCLUSIONES

A partir del análisis e interpretación del relato “El gusano y la muchacha” queda demostrado que las pretensiones de establecer un vínculo amoroso entre un animal y un ser humano no son posibles, por ser asimétrico, pues se trata de una relación que no favorece ni promueve el principio de complementariedad, vale decir, la unión de la sipas y un mana runa (gusano) evoca un mana tinkuy (desencuentro, caos) asociado al yanantin; sin embargo, no promete una convergencia auspiciosa, tampoco un mismo grado de correspondencia o reciprocidad porque es una relación que se guarece en el engaño, el individualismo y lo irregular. Intentar un romance con un mana runa (forastero) es disentida por una sociedad que no encuentra productivo este lazo y que se afana por repeler la exogamia étnica, sancionando incluso con la muerte a su transgresor.

Es necesario aclarar que la conducta del runa no se atiene solo a las interrelaciones entre los individuos; también se ajusta al quiebre o mantenimiento de pacha, de modo que por sobre las disposiciones sociales prevalece la normatividad cósmica, aquella que tiene como fundamento la conservación del equilibrio en el universo: correspondencia, complementariedad y reciprocidad. La contravención de alguno de ellos por un miembro de la comunidad provocaría considerables consecuencias, incluso con implicancias cósmicas que no solamente vulneraría la integridad del transgresor —provocándole enfermedades, una “mala suerte” e, incluso, la muerte—, pues la sanción se hace extensiva también para su pueblo —de allí las causas de los huaycos, sequías, inundaciones o cualquier cataclismo. Debido a ello, la preocupación del runa y del ayllu por cumplir sus preceptos de vida, cuyo fin es conservar la armonía vital de pacha.


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Fuentes de financiamiento

La investigación fue realizada con recursos propios.

Conflictos de interés

La autora declara no tener conflictos de interés.

Correspondencia

Timna Yulisa Huamán Antonio Dirección: Jr. Arequipa 109 – Amarilis Teléfono: +51 971032928

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