ARTÍCULO DE REVISIÓN
Ciudades inteligentes: marco histórico,
identidad y capital humano
Smart Cities: Historical Framework, Identity, and
Human Capital
Paulo Jorge Lopes Ferreira 1,a
Filiación
institucional
1 Universidade Jean
Piaget de Cabo Verde, Praia, Cabo Verde.
Grado académico
a Doctorado en Desarrollo para la Sostenibilidad Global.
Recibido:
21-06-24
Aprobado:
09-08-24
Publicado:
16-08-24
RESUMEN
Objetivo. Abordar los desafíos que
enfrentan las ciudades inteligentes en los países en desarrollo, utilizando
Cabo Verde como estudio de caso. Métodos.
El estudio es un análisis práctico de un caso de éxito, desarrollado a través
de una revisión bibliográfica, con avances y evolución, con un enfoque
cualitativo de carácter exploratorio y descriptivo, que incluyen los artículos
publicados. Se discuten los problemas enfrentados, como la escasez de agua,
seguridad, transición energética y conectividad digital. Resultados. Se destacó la importancia de la inclusión social y la
democracia participativa para garantizar que todos los segmentos de la
población se beneficien de las iniciativas de ciudades inteligentes. Así mismo,
fueron abordados los desafíos financieros asociados con la implementación de
proyectos de ciudades inteligentes en regiones de bajos ingresos. Conclusión. Si bien los desafíos son
importantes, las ciudades inteligentes tienen el potencial de contribuir al
desarrollo socioeconómico y ambientalmente responsable de la zona norte del
interior de la isla de Santiago y de todo Cabo Verde.
Palabras
clave:
ciudades inteligentes; programa de gobierno; sostenibilidad; retos; Cabo Verde.
ABSTRACT
Objective. To
address the challenges faced by smart cities in developing countries, using
Cabo Verde as a case study. Methods.
The study is a practical analysis of a successful case, developed through a
bibliographic review, tracking progress and evolution, with a qualitative,
exploratory, and descriptive approach, including published articles. The
challenges discussed include water scarcity, security, energy transition, and
digital connectivity. Results. The
study highlights the importance of social inclusion and participatory democracy
to ensure that all segments of the population benefit from smart city
initiatives. Additionally, financial challenges associated with implementing
smart city projects in low-income regions are addressed. Conclusion. While the challenges are significant, smart cities have
the potential to contribute to the socio- economic and environmentally
responsible development of the northern interior of Santiago Island and all of
Cabo Verde.
Keywords: Smart cities;
government program; sustainability; challenges; Cabo Verde.
Citar como: Lopes Ferreira, P. J. (2024). Ciudades
inteligentes: marco histórico, identidad y capital humano. Revista Científica de Ingeniería, Diseño y Arquitectura Contemporánea.
1(2): 92-102. https://doi.org/10.37711/idac.2024.1.2.5
Introducción
Las
ciudades inteligentes constituyen una solución para un problema en existencia,
con el cual se pueden establecer planes que contribuyan a generar soluciones
mayores al problema que estas representan. Por lo cual, al establecer una
ciudad inteligente, cuanto más sea el aumento, el alcance y la participación
también será mayor el nivel de aportes que se establecen en la consolidación de
una ciudad óptima para el funcionamiento (Treviño-Elizondo et al., 2019).
De
igual forma, se comprende que la expansión de los urbanismos a través de la
historia se ha generado como impacto del crecimiento económico y las demandas
de mejor calidad de vida de las sociedades, lo cual implica nuevas demandas en
las relaciones de interés civil y espacial. Todo esto fomenta una mayor
complejidad que entorpece inconscientemente e imprime un retroceso en esa
búsqueda de bienestar de la sociedad (Rueda et al., 2019).
Es
importante establecer que, en el devenir de la evolución histórica de este
contexto en ciudades inteligentes, se destaca la representatividad que tienen
la eficiencia en el formalismo para poder establecer medidas desde la capacidad
de los aprendizajes, los niveles de productividad, los criterios de
creatividad, así como la innovación en la trayectoria de la cadena productiva;
todo lo cual se ubica en tres factores secuenciales, que son: desaprender,
aprender lo nuevo y emprender desde lo aprendido (Castro, 2017).
Se
hace prudente evaluar que es fundamental tener en cuenta el requerimiento de
aprender, desde la experiencia, la vinculación y la investigación, de todos los
avances que se registran en el trayecto de la historia, los cuales representan
el producto y la aplicabilidad de los procesos de transformación e innovación.
Todo esto en dirección a la globalidad del concepto valor, es decir, de lo que
constituye los avances y resultados (Alvarado, 2020).
La
identidad establece el apego o arraigo que representa para una comunidad
aquello que los mantiene establecidos en un espacio definido con factores que
se convierten en intrínsecos a cada sujeto; por lo cual, las ciudades que se
transforman en inteligentes concatenan a su sociedad con la gestión de política
local o gubernamental, con el fin de detectar necesidades que presenten los
ciudadanos, con la intención de ofrecer soluciones y opciones que tiendan a
mejorar los niveles de calidad de vida (Zona-Ortiz et al., 2020).
Desde
el concepto que involucra la concepción del capital humano vale hacer
referencia a lo que constituye el aporte de cada uno de los entes involucrados
en el proceso, con la finalidad de establecer los canales de comunicación
acorde a los requerimientos que esta ciudad inteligente registre (Rueda et al.,
2019).
En
este orden de ideas se comprende la importancia que este eje temático
contempla, por cuanto representa una de las grandes maravillas tecnológicas que
fomenta los cambios digitales a diversas alternativas de solución con la
aplicabilidad de nuevas tendencias en la información digital. Estas constituyen
soluciones en el funcionamiento inteligente de los diversos sectores que suelen
ser estratégicos dentro de un país y, como ya se ha mencionado, incrementa los
niveles de vida de la sociedad (Zona-Ortiz et al., 2020).
A
pesar de su relevancia y urgencia, nuestros gobiernos deben debatir más a fondo
las cuestiones de las políticas públicas sostenibles, con el fin de crear
políticas cada vez más prácticas, efectivas y asertivas para que las ONG, la
sociedad civil y las empresas públicas y privadas puedan invertir cada vez más
en promoción, prevención y mayores acciones, para minimizar la pobreza extrema,
contribuyendo así a construir un país más sostenible y resiliente.
Dicho esto, se justifica la realización de este trabajo que constituye una
preocupación en el campo del desarrollo para la sostenibilidad global, en
buscar una mayor profundidad e información científica sobre este tema y, sobre
todo en las estrategias y acciones de mitigación que Cabo Verde ha estado
tomando respecto al mismo.
Por
ello, el estudio pretendió indagar en los principales obstáculos y dificultades
a los que se enfrenta esta región, Cabo Verde, a la hora de adoptar tecnologías
e infraestructuras inteligentes para mejorar la calidad de vida de sus
habitantes, promover la sostenibilidad ambiental y estimular el crecimiento
económico. Por tal motivo, el objetivo de este artículo fue analizar y
comprender los desafíos que enfrentan en la implementación y desarrollo de
ciudades inteligentes en el interior norte de la isla de Santiago, en Cabo
Verde.
Métodos
El
estudio es un análisis práctico de un caso de éxito, a través de una revisión
bibliográfica, con avances y evolución, con un enfoque cualitativo de carácter
exploratorio y descriptivo, que incluyó los trabajos más recientes sobre el
tema de este estudio. La elección de una revisión integradora se debió a la
libertad de utilizar varias metodologías sobre un mismo tema de forma
sistemática y rigurosa.
Según
Roedel et al. (2011), este método de investigación
tiene como objetivo esbozar un análisis del conocimiento ya construido en
investigaciones anteriores sobre un tema determinado. La revisión integradora
permite sintetizar varios estudios ya publicados, al generar nuevos
conocimientos a partir de los resultados presentados por investigaciones
anteriores. Para la búsqueda de información se incluyeron artículos originales
disponibles íntegramente, en formato electrónico, publicaciones periódicas y
libros que respondían al objetivo del estudio. Además, fueron tomados en cuenta
aquellos artículos publicados en los últimos ocho años (2016- 2023), en idioma
portugués, inglés y español.
El
estudio se centró en la zona norte del interior de la isla de Santiago, en Cabo
Verde, abarcando el municipio de Tarrafal de
Santiago, una región que enfrenta importantes obstáculos para alcanzar el
desarrollo sostenible y eliminar la pobreza extrema para el 2026, como propone
el Gobierno de Cabo Verde.
Desarrollo y discusión
Principales ventajas de las ciudades inteligentes
Según
Lemos (2013), tenemos experiencias de ciudades inteligentes en construcción,
como Songdo, en Corea del Sur, donde todo está
conectado a Internet e incluso los comederos para los animales callejeros
tendrán sensores para identificar si los residentes tiran su basura dentro de
ella, como también en los contenedores de reciclaje correcto. Sucede algo
parecido en Masdar, Abu Dhabi,
en los Emiratos Árabes Unidos, donde paneles de energía solar almacenarán y
generarán electricidad para toda la ciudad, además del despliegue de autobuses
y automóviles eléctricos. También se están desarrollando proyectos interesantes
en Portugal (PlanIT), en Holanda (Amsterdam
Smart City) y en Brasil (en Porto Alegre y en Río de Janeiro, con el desarrollo
de sistemas de predicción de posibles desastres naturales; o en Belo Horizonte,
con la monitorización del alumbrado público mediante sensores que analizan su
vida útil).
Las
ciudades inteligentes ofrecen una serie de ventajas y beneficios que pueden
mejorar significativamente la calidad de vida de los ciudadanos, así como
impulsar el desarrollo económico y promover la sostenibilidad ambiental. Entre
otros aspectos:
a) Eficiencia energética y
sostenibilidad ambiental: las ciudades inteligentes están diseñadas para
utilizar los recursos naturales de manera más eficiente, reduciendo las
emisiones de carbono y promoviendo la sostenibilidad ambiental (Bibri, 2018). Mediante el uso de tecnologías avanzadas de
monitoreo y control es posible optimizar el consumo de energía, implementar sistemas
de transporte más limpios y promover el uso de energías renovables, reduciendo
así el impacto ambiental de las actividades urbanas (Caragliu
et al., 2011).
b) Mejora de los servicios públicos: la
adopción de tecnologías inteligentes permite una mejor gestión de los servicios
públicos, como el transporte, el alumbrado público, la recolección de residuos
y la distribución de agua (Ahvenniemi et al., 2017).
Con la recopilación y análisis de datos en tiempo real es posible tomar
decisiones más informadas y eficientes, optimizando el uso de los recursos
públicos y mejorando la prestación de servicios a los ciudadanos.
c) Innovación
y desarrollo económico: las ciudades inteligentes fomentan la
innovación tecnológica y la creación de
nuevas industrias, impulsando el desarrollo económico y la
creación de empleo
(Fernándezet
al., 2021). La concentración de empresas de base tecnológica en entornos
urbanos inteligentes puede crear un ecosistema favorable a la innovación,
atrayendo talento e inversión a la región.
d) Participación ciudadana y gobernanza
inclusiva: las tecnologías de la comunicación y la información facilitan la
participación ciudadana en las decisiones que afectan sus vidas, promoviendo
una gobernanza más inclusiva y democrática (Nam y
Pardo, 2011). Con aplicaciones y plataformas digitales, los ciudadanos pueden
retroalimentar, expresar sus necesidades y colaborar en la toma de decisiones
para el desarrollo de la ciudad.
e) Mejora de la calidad de vida: mejorar
los servicios públicos, reducir la contaminación y promover la movilidad
sostenible contribuyen a mejorar la calidad de vida de los habitantes de las
ciudades inteligentes (Caragliu et al., 2011). La
implementación de soluciones inteligentes también puede reducir la congestión
del tráfico, reduciendo el tiempo de viaje y aumentando el tiempo libre para
actividades de ocio e interacción social.
Educación, gestión digital y economía
Sobre
este punto es necesario expresar que la educación constituye una herramienta de
apoyo y soporte en la construcción de las sociedades; sin duda alguna, los
avances que estas puedan presentar están enmarcados en un perfil educacional.
Adicionalmente,
Quartucci et al. (2020) complementan exponiendo que
la educación en las ciudades inteligentes tiene conexión con la calidad de los
recursos humanos, profesionales, la infraestructura adecuada para el desarrollo
de las labores formativas, las variables económicas y financieras del sector,
así como la brecha digital. Por tanto, la educación en estas ciudades ocupa un
espacio importante dentro de la planificación estratégica, a fin de formar a la
ciudadanía de manera continua y especializada, para luego ser ingresada en el
ámbito laboral oportunamente y contribuir así con el desarrollo socioeconómico
de dicha ciudad, donde el avance tecnológico busca extenderse hacia todas las
áreas del saber y el hacer, lo que termina repercutiendo en la bienestar y
calidad de vida de todos los ciudadanos. En tal sentido, la educación es un
eslabón clave en la construcción de los sistemas y subsistemas requeridos para
la implementación, consolidación y desarrollo de una ciudad inteligente.
Ahora
bien, también es importante destacar que dicho proceso incluye el conocimiento
sobre los usos de las nuevas tendencias tecnológicas, como, por ejemplo, las
redes IP móviles, el uso del Internet en los hogares o el Bit-Data, entre
otros. Todo lo cual representa la probabilidad de transición hacia una ciudad
inteligente con la finalidad de atender demandas y requerimientos de la
población, en búsqueda de ser atendidas de forma inmediata para promover el
potencial logro hacia el desarrollo, atendiendo aspectos como salud, trasporte
e incluso la preservación del medio ambiente, desde un enfoque ecológico
(Alvarado, 2020).
Vale
la pena acotar que la tecnología constituye el modo avanzado desde la educación
de contribuir con los cambios subyacentes que se centran en una política
pública, donde los niveles de exigencia no sólo se atenderán en base a los
aspectos de la evolución tecnológica, sino además desde los conceptos que los
entes de gobierno planifiquen en función a las transformaciones que estas
ciudades inteligentes experimenten para incrementar los niveles de vida de su
sociedad (Castro, 2017).
Por
tanto, se considera importante comprender que la gestión digital está
determinada en lo que representa la dinámica digital que presenta
especificaciones para ser ejecutadas y donde se buscan buenos resultados que
optimicen los planes y acciones que los entes tienen de funcionar
adecuadamente; una labor que tiene que supervisar y garantizar el Estado como
promotor de sistemas proactivos e inteligentes (Zona-Ortiz et al., 2020).
Así
mismo, también la planificación del desarrollo de una ciudad inteligente tiene
que superar la brecha digital existente por la disparidad presente entre la
distribución del ingreso y la inversión en recursos de tecnología avanzada,
donde también se desmarque las limitaciones entre los habitantes y el acceso a
novedosos sistemas cibernéticos o digitales. En otras palabras, en dichas
ciudades cada persona tiene que poder disponer de los recursos tecnológicos
para su labor diaria y, de esta forma, tener mayores niveles de confort y
generar satisfacción en su quehacer diario, considerando los diferentes roles
que ejecuta (Quartucci et al., 2020)
En
tal sentido, la economía en una ciudad inteligente está fundamentada en las
acciones en pro del desarrollo basadas en: la innovación, la aceptación del
cambio, la habilidad de aprovechar las transformaciones, la inversión
empresarial, entre otras actividades financieras que busquen el progreso de la
ciudad y, por consiguiente, inferir satisfactoriamente en las condiciones de
vida de los ciudadanos residentes en la misma (Fintak
et al., 2008). Por consiguiente, no se puede negar la relación que se establece
entre los planes de desarrollo para que una ciudad incorpore procesos
inteligentes y la inversión económica-financiera que esto requiere para contar
con los equipos, artefactos y herramientas tecnológicas necesarias para ello.
Por dichos motivos es labor fundamental entonces la gobernanza, es decir,
generar espacios para diseñar la planificación de la ciudad inteligente y
diligenciar los recursos económicos internos o externos para su implementación
(Quartucci et al., 2020), los cuales deben estar
proyectados hacia las siguientes dimensiones:
a) Acción climática y transición
energética
En
el tópico que se viene desarrollando sobre las ciudades inteligentes es
necesario plantear que estas buscan su transformación continua para optimizar
las condiciones de vida de los pobladores, de forma efectiva y sostenida, así
como fortalecida por la innovación. Por tanto, es perentorio la incorporación
de la tecnología digital, aunado a establecer proyectos que logren la
eficiencia energética contando con el uso racional de los recursos renovables y
no renovables; promocionar el desarrollo de acciones financieras denominadas
verdes y, en sí, implementar procedimientos enfocados a proteger el ambiente,
disminuir el daño atmosférico y buscar la transición energética efectiva. Todo
esto reconociendo las características de cada ciudad y el efecto que ha tenido
la acción climática en las mismas, en donde se diferencian las ciudades en las
que prevalecen los climas cálidos de las ciudades con bajas temperaturas
frecuentes (Rueda et al., 2019).
Por
otra parte, las ciudades de avanzada, además de ser inteligentes, tienen que
estar enfocadas en superar los desafíos presentes como son los cambios en
ámbitos energéticos, hídricos o de gobernanza, entre otros. El gestor de esta
transición no es otro que el Estado, por medio de su promoción de la
modernización, la educación y las políticas públicas (Sorani
et al., 2022).
La
transformación de ciudades tradicionales en ciudades inteligentes es una
demanda en aumento a nivel mundial. Por tanto, el trato dado al agua, la
energía y el desecho requiere también un trato innovador y acorde a los avances
tecnológicos implementados, donde se busque el cuidado del ambiente, sus
recursos y su gente; siendo precisamente a ciudadanía quien tenga la
oportunidad de participar e integrarse en la búsqueda de las soluciones ante
los problemas que enfrenta cada ciudad y, con esto, contribuir al desarrollo
inteligente de la sociedad y su espacio físico, tal y como lo expresan los
principios básicos de las ciudades inteligentes: resiliencia, participación e
innovación (Brüning-González et al., 2020).
Un
ejemplo de esto viene dado por la necesidad de potenciar algunas ciudades con
el uso directo de la energía solar como sistema de iluminación y de
calefacción, ya que aprovechar la energía emanada por el sol facilita la
incorporación de calefacción del ambiente en distintos sectores del mundo,
donde es necesario desarrollar el uso racional e inteligente de los recursos,
ya que los costos en energía, gas y otros medios es altamente caro y escaso. En
tal sentido, se puede expresar que las bondades del uso de la energía solar se
fundamentan en que la misma es inagotable, abundante, ecológica y accesible
(Giraldo et al., 2021).
Por
tanto, las ciudades inteligentes tienen que diseñar estrategias gubernamentales
para potencializar en sus edificaciones, vías e infraestructuras el uso de la
energía solar para solventar limitaciones energéticas y usar eficientemente los
recursos naturales que poseen. Adicionalmente, tener un plan estratégico anexo
que pueda ser usado en situaciones donde los servicios de electricidad
provenientes de sistemas hidroeléctricos se vean afectados por sucesos
naturales, políticos o económicos, como ocurre en muchas ciudades del planeta.
Con
respecto a este punto, Sorani et al. (2022) exponen
que dentro de la construcción de una ciudad inteligente también hay que tener
especial cuidado en implementar los enfoques: nexo agua-energía, también
llamado
(WEN); el enfoque nexo agua-energía-alimentos
denominado (WEFN). Por consiguiente, se requiere apoyar el avance científico,
así como cooperar con el Estado y las empresas de servicios.
En
cuanto al segundo enfoque, WEFN, este adiciona, como se señala anteriormente,
al nexo: agua-energía, el suministro de los alimentos, haciendo énfasis en
unificar acciones dirigidas a solventar las necesidades alimentarias de la
población y optimizar su obtención con el uso de técnicas inteligentes
dirigidas para la producción, conservación y la distribución de dichos
alimentos. Se pretende así contar con productos alimentarios de calidad para el
suministro de los ciudadanos en las cantidades necesarias, a fin de evitar la
carencia de los mismos en el mercado y venta de rubros alimentarios, por medio
del uso e implementación de métodos inteligentes de producción y distribución (Sorani et al., 2022).
En
tal sentido, dentro de una ciudad inteligente se tiene que tener especial
cuidado en la defensa del ambiente y sus recursos, ya que esta iniciativa ecosustentable canaliza sus acciones hacia el desarrollo
económico de los bienes ecológicos y facilita el uso eficiente de los mismos.
Es por esto que los planes hacia la construcción de una ciudad inteligente
tienen que ser perdurables en el tiempo, con capacidad de permanecer por larga
data; en palabras sencillas, tienen que contar con sustentabilidad, como bien
se expresó al inicio de esta idea (Quartucci et al.,
2020).
b) Accesibilidad y movilidad
El
tema de accesibilidad y movilidad inteligente, por una parte, hace referencia a
la implementación de tecnología de avanzada para la gestión de accesibilidad,
el tráfico, el uso de combustible, semáforos inteligentes, ubicación de
sensores, modificaciones de obras, construcción de nuevas edificaciones, entre
otros (Brüning- González et al. 2020). Por otra
parte, puede hacer alusión a las formas de accesibilidad y movilidad en ámbitos
más procedimentales, como el tránsito a través de las diferentes redes sociales
existentes a consecuencia del proceso de globalización y de la revolución
científico-técnica.
Por
consiguiente, en principio y siguiendo los planteamientos de Giménez (2016), se
puede entender la movilidad como un sistema con alto nivel de complejidad, que
posee como criterio fundamental la capacidad de desplazamiento de la ciudadanía
de una determinada nación o ciudad, el cual está formado por otros subsistemas
más rudimentarios, como son la infraestructura y los diversos mecanismos de
transporte, aunados a sus formas particulares de gestión y de regulación.
Por
tanto, la movilidad busca diseñar las condiciones requeridas para el equilibrio
entre los modos de transporte, a fin de obtener una interconexión entre las
tramas de movimiento y el eje urbano de un sector, para de esta forma ampliar
la visión de la movilidad, más allá del movimiento automotor, con el fin de
generar disminución del uso de energía y de los niveles de contaminación
ambiental. En tal sentido, hablar de movilidad tiene que ver con la
implementación de innovaciones de traslado de la ciudadanía de un lugar a otro
dentro de una determinada ciudad, fomentado por el uso adecuado y excelente de
recursos incorporados a dicho proceso con el propósito de ser efectivos y
eficientes (Giménez, 2016).
Profundizando
más, cabe destacar el avance que ha tenido la mecatrónica, la cual, al ser
implementada en los vehículos, ha permitido que las funciones de entrega de
productos comprados y solicitados en medios virtuales puedan ser entregadas por
carros autónomos, por medios terrestres, como lo hacen algunas empresas, o con
la incorporación de drones como se usa en algunas ciudades de China. Dicho avance
es parte de la incorporación en las empresas de las posturas de la logística
inteligente, entendiendo la misma como aquella logística donde se incorporan
los avances tecnológicos y los beneficios de la revolución de las
comunicaciones del momento para realizar sus funciones.
Adicionalmente,
los sistemas de movilidad urbanísticos han cambiado velozmente con nuevos
servicios para solventar los requerimientos actuales para las ciudades
inteligentes; por tanto, los sistemas tienen que contar con cuatro criterios
fundamentales. El primer criterio es que tienen que ser inclusivos, es decir,
permitir el acceso a un gran número de personas; el segundo criterio es que
deben ser seguros, por tanto, tienen que cumplir con patrones que garanticen su
uso; el tercero es ser resilientes, esto al ser
capaces de transformarse según las exigencias del momento; por último ser sostenibles, es decir, tener características que
puedan ser cubiertas para su incorporación (Brüning-González
et al., 2022).
Profundizando
sobre esto último, dentro de las ciudades inteligentes se habla de
accesibilidad también a nivel de la web, pues muchas actividades que se
realizan a nivel social, educativo, comunicacional y transaccionales están
condicionadas por las tecnologías, especialmente las que se realizan vía web.
Se hace cuesta arriba hoy establecer relaciones, estudiar, trabajar, entre
otras, sin ingresar a un artefacto tecnológico como medio de apoyo; entonces,
es fundamental que la población pueda tener acceso a dichos recursos sin mayor
complicación y superando cualquier limitación y dificultad. Por tanto, la
accesibilidad web significa que los lugares, las herramientas y los servicios
tecnológicos estén creados para que puedan ser usados por la mayoría de las
personas, cualquiera que sea su condición, a fin de obtener información,
recibir servicios, hacer tramites personales, entre otros; labor que tiene que
estar presente en el paso de una ciudad tradicional a una inteligente. De
manera similar, se denota la accesibilidad legal aunado al diseño centrado en
el usuario (DCU), para que toda persona tenga la oportunidad de usarlo (Díaz et
al., 2020).
En
palabras de Quartucci et al., (2020), desde la visión
de movilidad urbana, para que una ciudad pueda ser considerada inteligente
tiene que contar con un servicio de transporte colectivo eficiente, donde se
tome especial cuidado en el uso del tiempo y del costo monetario, tanto para la
empresa de servicios como para la persona que lo usa, pues tiene que existir
una relación equilibrada entre las condiciones del servicio que se ofrece y el
pago que realiza el ciudadano, ya que en las ciudades tradicionales lo común es
encontrar que las condiciones del servicio de transporte no se relacionan con
el costo de los mismos, llegando a observarse las dos vertientes siguientes:
costos bajos en servicios de transporte paupérrimos y costos altos en servicios
de transporte con categorías regulares. En consecuencia, en la ciudad
inteligente se tiene que priorizar que la movilidad vehicular y de servicio de
transporte público cuente con categorías de excelencia y accesibles
económicamente para sus usuarios.
Ampliando
lo anterior, se destacan los aportes científicos de Cavallera
et al. (2018), quienes hicieron un análisis en torno al proceso de movilidad y
la gerencia del tráfico que tienen que existir en una ciudad inteligente. Por
tanto, las implementaciones de las nuevas tecnologías tienen que estar
enfocadas en la organización de las actividades que acontecen en dicha ciudad y
ser efectivas para detectar debilidades en las áreas de movilidad y el tráfico,
para que estas sean solventadas a tiempo. Adicionalmente, estas tecnologías
tienen que estar diseñadas para ofrecer información a los ciudadanos, a fin de
que estos decidan con conocimiento sus acciones. Una de estas opciones de
solución en algunos países es el uso de sistemas compartidos de vehículos, lo
cual suelen llamar flota; también el servicio público de bicicletas, las cuales
son operadas por medio de herramientas tecnológicas compartidas por todos los
usuarios, donde se especifica la ubicación, disposición, el costo, entre otras
informaciones, a fin de que estos puedan acceder rápidamente a las mismas.
c) Comunicación e inclusión social
Como
se viene exponiendo, las tecnologías de la información y comunicación toman un
papel fundamental en temas de comunicación e inclusión social en el modelo de
las ciudades inteligentes, ya que dicha ciudad pasa a constituirse como un
modelo de vida y de estructura social cuyo paradigma urbanístico conlleva la
transformación de la ciudad hacia otra con mayores posibilidades, para influir
satisfactoriamente en la calidad de vida de sus pobladores y, con esto,
disminuir los niveles de mortalidad a nivel general, aumentar los índices de
natalidad, incentivar el crecimiento productivo, movilizar la inclusión
laboral, incrementar los índices educacionales de la ciudadanía, mejorar los
servicios públicos, potenciar las unidades sanitarias, fortalecer el respeto al
profesionalismo y consolidar un número considerable de población en una
determinada ciudad, colaborando con esto en el desarrollo mundial, nacional y
local (Rueda et al., 2019).
Ahora
bien, en cuanto a un área de la comunicación, con el surgimiento de la
telefonía celular han emergido enormes y rápidos cambios en áreas importantes
de la sociedad, entre ellos: modificaciones en la calidad de vida de la
población, optimización en la manera de relacionarse, variedad de medios para
comunicarse con
otras
personas, cambios en las herramientas laborales, lo que ha dado como resultado
que el estilo de vida de la mayoría de la ciudadanía se vea beneficiado
(Fernández et al., 2021).
La
implementación de la telefonía celular ha facilitado a los responsables de las
naciones crear canales de información y comunicación bidireccionales eficientes
con la población en general. Dichos canales permiten que se promuevan servicios
de forma sencilla, accesible y eficiente para toda la población, y también les
facilita participar o intercambiar ideas con las entidades gubernamentales, sin
limitaciones de espacio y tiempo, dando lugar a lo que actualmente se denomina
como gobierno móvil o digital.
Adicionalmente,
una ciudad se considera inteligente cuando los avances tecnológicos y
científicos pueden ser utilizados por sus ciudadanos, y para ello se integra
otra figura relevante como es la participación ciudadana, donde se valoran las
ideas, aportes y sugerencias que dan las personas para mejorar su lugar de
residencia. Para ello, el modelo de la ciudad inteligente interpreta la
participación de los pobladores de tres formas diferentes: la primera como
integrantes democráticos, pues las personas pueden ser parte del proceso de
gestión y decisión en la ciudad, como por ejemplo el voto virtual; la segunda
con una visión de cocreadores, donde cada ciudadano
puede crear soluciones ante un problema que se vive en el sector, generar ideas
y brindar opiniones libremente; y la tercera como usuarios de tecnologías de
avanzada al participar en los siguientes aspectos: integrarse en grupos,
aplicaciones o redes sociales locales, colocar sensores o recursos de Internet
en sus propiedades y participar en la difusión de datos de los servicios
públicos en general (Fernández et al., 2021).
Los
resultados de esta investigación indican que la implementación de ciudades
inteligentes en el norte de la isla de Santiago, incluida Tarrafal,
es un camino complejo, pero con un potencial significativo. El desarrollo de
ciudades inteligentes requiere un enfoque integral que considere las
particularidades locales, los desafíos enfrentados y la participación de
diversos actores, desde el gobierno hasta la comunidad, para lograr un
desarrollo sostenible e inclusivo (Ahvenniemi et al.,
2017; Bibri, 2018).
En
definitiva, los principales resultados de esta investigación sobre ciudades
inteligentes, Santiago Norte y Tarrafal son los
siguientes:
a) Desafíos para implementar ciudades inteligentes
Estudios
como el de Ortiz et al. (2020) revelan que las ciudades del norte de la isla de
Santiago, incluida Tarrafal, enfrentan varios
desafíos para volverse inteligentes, como la falta de infraestructura digital,
la escasez de recursos financieros para inversiones y la dependencia de
sectores tradicionales, como la agricultura, la pesca y la ganadería.
b) Potenciales y ventajas locales
A
pesar de los desafíos, la investigación ha identificado algunas ventajas
potenciales y locales que pueden explorarse para impulsar el desarrollo de
ciudades inteligentes. Esto incluye recursos naturales, la posibilidad de
desarrollo turístico, asociaciones comunitarias y apoyo a la innovación
tecnológica.
c) Nivel de desarrollo y sostenibilidad
Los
resultados muestran que el nivel de desarrollo de las ciudades, incluida Tarrafal de Santiago, se clasifica como “intermedio”. Esto
indica que hay margen para mejoras significativas en relación con la
infraestructura, los servicios públicos y la calidad de vida, que pueden
lograrse a través de estrategias de ciudades inteligentes.
d) Inclusión social y participación
ciudadana
El
estudio destaca la importancia de la inclusión social y la participación
ciudadana para el éxito de los proyectos de ciudades inteligentes. Es
fundamental involucrar a los residentes locales en las decisiones e impulsos de
planificación, considerando sus necesidades y aspiraciones.
Los
resultados sugieren además que el gobierno desempeña un papel clave en el
impulso de ciudades inteligentes, especialmente a través de políticas públicas,
inversiones en infraestructura y asociaciones con el sector privado y la
comunidad.
La
investigación destaca la importancia de la educación y la formación tecnológica
para impulsar el desarrollo de las ciudades inteligentes. Es fundamental
invertir en la capacitación de la población local en áreas de tecnología e
Innovación, para promover la adopción y el uso efectivo de soluciones
inteligentes.
Discusión
El
estudio sobre ciudades inteligentes en la isla de Santiago Norte, incluida Tarrafal, reveló una serie de desafíos importantes que
obstaculizan la implementación efectiva de soluciones inteligentes en estas
regiones. El acceso limitado a la tecnología, la falta de infraestructura
digital y la dependencia de sectores tradicionales, como la agricultura y la
pesca, son factores que afectan directamente el potencial de desarrollo de
estas ciudades.
Un
análisis crítico de los resultados también revela que, en contraste con otros
estudios (Ferreira, 2012), la educación y la formación tecnológica son
fundamentales para el éxito de las iniciativas de ciudades inteligentes, donde
el nivel es preocupante aún.
Además,
la clasificación general del desarrollo como “intermedio” apunta a la
existencia de importantes deficiencias en relación con la infraestructura, los
servicios públicos y la calidad de vida en estas zonas. Estos desafíos, junto
con la deuda de los municipios, reflejan dificultades financieras que podrían
limitar aún más las inversiones necesarias para impulsar la transformación
hacia ciudades inteligentes.
Si
bien existen potencialidades locales, como los recursos naturales y el interés
en el desarrollo turístico, es esencial que estas oportunidades se exploren de
manera equilibrada y sostenible, considerando la necesidad de preservar
actividades tradicionales, como la pesca y la agricultura, que aún desempeñan
un papel importante en la economía y el sustento de las comunidades locales.
La
inclusión social y la participación ciudadana emergen como elementos cruciales
para el desarrollo de ciudades inteligentes. En ese sentido, es fundamental
involucrar a la población local en las decisiones y planificación de proyectos,
para que las soluciones tecnológicas satisfagan las necesidades reales de la
comunidad y no empeoren las desigualdades sociales existentes.
En
resumen, los resultados de la investigación apuntan a una realidad compleja y
multifacética en relación al desarrollo de ciudades inteligentes en la isla de
Santiago Norte, con importantes desafíos por superar. El análisis crítico de
estos resultados destaca la necesidad de un enfoque integrado, que involucre a
varios actores y considere las particularidades locales, para que el camino
hacia las ciudades inteligentes sea realmente efectivo y beneficioso para la
población local.
Conclusiones
En
este orden de ideas, las ciudades inteligentes tienen que cumplir, entonces,
con patrones de comunicación e inclusión social también con características
inteligentes, pues en cuanto a la inclusión social, las mismas tienen que tener
especial cuidado en ofrecer soluciones integrales que dispongan de inversiones
en centros sanitarios, campañas de prevención y otros planes colectivos que
beneficien la salud de todos los pobladores. De igual forma, tienen que
implementar planes de seguridad que den respuestas efectivas para mermar los
niveles de inseguridad y de delincuencia, basados en estudios cualitativos y
cuantitativos que contengan la opinión de los residentes de la ciudad. Así
mismo, tienen que implementar la gobernanza inteligente donde la participación
de la población sea fundamental, ya sea por medios presenciales o virtuales;
por tanto, tienen que implementar la postura de un gobierno digital y abierto,
a fin de promocionar la confianza, transparencia y garantías a los pobladores (Quartucci et al., 2020).
Vale
la pena realzar que el objetivo primordial de las ciudades inteligentes se
destaca desde la mejora de los servicios que son prestados a los ciudadanos,
los cuales pueden ser parte del impacto que puede contribuir a mejorar también
la economía, es decir, mayor eficiencia y la búsqueda de respuestas ante las
demandas y requerimientos de los diversos grupos en un contexto social (Castro,
2017).
Recomendación
Se
sugieren posibles soluciones para superar estas barreras, incluidas
asociaciones público-privadas, recaudación de fondos internacionales y el uso
eficiente de los recursos financieros disponibles.
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Fuentes de financiamiento
La
investigación fue autofinanciado por los autores.
Conflictos de interés
Los
autores declaran no tener conflictos de interés.
Correspondencia:
Paulo Jorge Lopes Ferreira Celular: +2389919912
Email: paulo.doutoramentosust@gmail.com