ARTÍCUL O ORIGINAL
Cultura de seguridad del paciente en tres
servicios de hospitalización de un hospital público en Perú
Patient safety culture
in three inpatient services of a public hospital in Peru
Verónica Mercedes Suárez Baldeón 1,a, Julio Luciano Gonzales León 2,a,b
1
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú.
2
Hospital Nacional Hipólito Unanue, Lima, Perú.
a
Licenciada en Obstetricia.
b
Médico residente de Cirugía General.
RESUMEN
Objetivo. Analizar la cultura de
seguridad en tres servicios de hospitalización de un hospital público en Perú. Métodos. Estudio descriptivo y
transversal de enfoque cuantitativo, realizado en profesionales de la salud de
los servicios de hospitalización de gineco-obstetricia,
cirugía y medicina interna del Hospital de Lima Este Vitarte. La muestra estuvo
conformada por 93 profesionales de la salud, a quienes se les aplicó el
cuestionario SOPS 2.0. Se estimaron frecuencias y porcentajes. Para el análisis
de las significancias de las dimensiones de los tres servicios se utilizaron
las pruebas Kruskal Wallis y la de U de Mann-Whitney.
Resultados. En gineco-obstetricia,
el 57,6 % evaluó la cultura como buena a excelente, en medicina interna fue el
87,1 % y en cirugía el 72,4 %. En cuanto a eventos adversos, el 60,6 % de gineco-obstetricia no reportó ninguno, frente al 19,4 % en
medicina interna y 51 % en cirugía. Las dimensiones clave con diferencias
significativas incluyeron trabajo en equipo (p = 0,000), respuesta a errores (p
= 0,001) y apoyo de supervisores (p = 0,000). La principal fortaleza fue el
trabajo en equipo (75 % en medicina interna), mientras que las oportunidades de
mejora incluyeron aprendizaje organizativo y comunicación sobre errores en gineco-obstetricia y presión y ritmo de trabajo en medicina
interna y cirugía. Se encontraron diferencias significativas en la cultura de
seguridad del paciente entre los tres servicios (p < 0,05). Conclusiones. La cultura de seguridad
del paciente varía significativamente entre los servicios de hospitalización
analizados. Las diferencias en áreas clave indican la necesidad de abordar
estrategias específicas para fortalecer la cultura de seguridad en cada
servicio, garantizando así una atención más segura y efectiva en el Hospital de
Lima Este Vitarte.
Palabras
clave:
seguridad del paciente; encuestas y cuestionarios; atención hospitalaria;
personal de salud (Fuente: DeCS - BIREME).
ABSTRACT
Objective. To analyze the patient
safety culture in three inpatient
services of a public
hospital in Peru. Methods. A descriptive
and cross-sectional study with a quantitative approach was conducted
among healthcare professionals in the gynecology-obstetrics, surgery,
and internal medicine inpatient
services at the Hospital de
Lima Este Vitarte. The sample
consisted of 93 healthcare professionals, who were administered the SOPS 2.0 questionnaire. Frequencies and percentages were estimated. The Kruskal-Wallis and
Mann-Whitney U tests were used to analyze the significance of the dimensions among the three
services. Results. In gynecology- obstetrics, 57.6% evaluated the safety culture as good to excellent, compared to 87.1% in internal medicine and 72.4% in surgery.
Regarding adverse events,
60.6% in gynecology-obstetrics reported
none, compared to 19.4% in internal medicine and 51% in surgery.
Key dimensions with significant differences included teamwork (p = 0.000),
response to errors (p = 0.001), and supervisor support (p = 0.000). The main strength was
teamwork (75% in internal
medicine), while opportunities
for improvement included organizational learning and communication about errors in gynecology-obstetrics, and work pressure and pace in internal
medicine and surgery. Significant
differences in patient
safety culture were found among the three
services (p < 0.05). Conclusions. The patient
safety culture varies significantly
among the analyzed inpatient services. Differences in key areas highlight
the need to implement specific strategies to strengthen safety
culture in each service, thereby ensuring safer and more effective care at Hospital de Lima Este Vitarte.
Keywords: patient
safety; surveys and questionnaires;
hospital care; healthcare personnel (Source: MeSH - NLM).
Aceptado:
20/06/24
Publicado
en línea: 01/07/24
Citar como: Suárez Baldeón VM, Gonzales León JL. Cultura de seguridad del
paciente en tres servicios de hospitalización de un hospital público en Perú. Rev Peru Cienc
Salud. 2024; 6(3). doi:
https://doi.org/10.37711/rpcs.2024.6.3.543
INTRODUCCIÓN
El principio
más básico de la atención sanitaria es “lo primero es no hacer daño”. En
contraste, las cifras alarmantes sobre pacientes con algún perjuicio en su
salud como producto de una atención son la excusa necesaria y evidente para que
la Organización Mundial de la Salud (OMS) ponga énfasis en la necesidad de
centralizar la seguridad del paciente (SP). En cifras a nivel mundial cerca del
10 % de las atenciones resultan con daños, llegando a fallecer por año 3
millones de pacientes a consecuencia de ello (1). La OMS refiere
asimismo que la mitad de estos perjuicios son totalmente prevenibles y que,
además, evitarlos sería una fuente generadora de ahorros (2).
La
SP se define como la omisión de daños evitables al paciente, así como también
la disminución mínima factible de la posibilidad de que estos ocurran. Se basa
en prevenir sobre prácticas no seguras en la atención sanitaria, a través de
una mejora continua que consiga evitar los eventos adversos (EA) (1,3).
Estas no provienen solo de la atención sanitaria en sí, sino que parten de una
cultura de seguridad de la organización, teniendo un enfoque más sistémico; lo
que involucra a todos los niveles jerárquicos, desde el gerencial hasta el
asistencial (1,4). La estadounidense Agencia para la Investigación y
la Calidad del Cuidado de la Salud (AHRQ por sus siglas en inglés) la define
como el grado en el cual la cultura de la organización apoya y promueve la SP,
lo que involucra valores, creencias y normas que comparten todos los miembros
de la organización e influyen en sus acciones y comportamientos (5).
Esto dependerá incluso del personal sanitario y no sanitario (6).
A
nivel internacional, en el año 2022, el 10 % de pacientes hospitalarios
presentaban EA, conociéndose además que el 50 % de los casos pudo evitarse (7,8).
En una revisión sistemática realizada en el año 2019, el 76 % de los estudios
presentaban asociación estadística entre la prevención de los EA y las
fortalezas de la SP. La gran mayoría se realizaron en países de altos ingresos,
lo que además dejó en evidencia la falta de estudios en países de atención
primaria, así como los de ingresos bajos y medios (8,9). A nivel
europeo, las disparidades se deben a las diferencias culturales nacionales o a
la gran diversidad en las configuraciones de los sistemas de salud (10).
En Latinoamérica, sin embargo, este parece ser un tema relativamente
desconocido o no medido como protocolo (11).
Por
otra parte, en Perú, un país de ingresos medios (12) y con escasos
estudios en esta problemática, los EA evidenciados son elevados. Tal es el caso
del estudio Iberoamericano de Eventos Adversos (IBEAS), estudio en el cual Perú
fue partícipe, y donde se evidenciaron resultados en los que el 20 % de los
pacientes hospitalizados presenciaron al menos un EA en su estadía. Además, los
servicios dónde los pacientes se hospitalizaban influían en la aparición de
estos eventos, pues cada día de hospitalización incrementaba el riesgo y el 60
% de ellos podría haberse evitado (13).
En
los años 2016 y 2018, estudios para la evaluación de la cultura de la SP en
hospitales peruanos mostraron asimismo resultados desmoralizadores, al
evidenciar que no existían modificaciones significativas entre ambos resultados
de dichos años, por lo que inferían que no habría una mejora en la cultura de seguridad
de los pacientes hospitalizados (14,15).
Por
todo lo anteriormente mencionado, esta investigación se realizó con el objetivo
de analizar la cultura de seguridad en tres servicios de hospitalización de un
hospital público en Perú.
MÉTODOS
Tipo y área de estudio
Se
trata de un estudio descriptivo y transversal, con enfoque cuantitativo,
realizado en profesionales de la salud de los servicios de hospitalización de gineco-obstetricia, cirugía y medicina interna del Hospital
de Lima Este Vitarte. El estudio fue desarrollado entre los meses de enero,
febrero y marzo del 2024 en dicha institución, creada por la unión de dos
anteriores unidades ejecutoras y recategorizada como
nivel III-E, además de considerada como establecimiento de salud de atención
especializada (16).
Población y muestra
La
población estuvo conformada por 120 profesionales de salud que cumplieron los
criterios de inclusión (personal de salud que labore en los servicios de
hospitalización de gineco-obstetricia, cirugía y
medicina interna y que acepten participar voluntariamente) y exclusión
(internos, personal técnico, profesionales con algún tipo de licencia). Se
realizó un muestreo probabilístico del total de profesionales, resultando 93
profesionales de la salud, a quienes se les aplicó una distribución
estratificada por cada uno de los servicios, resultando: 33 de gineco-obstetricia, 31 de medicina interna y 29 de cirugía.
Variable e instrumentos de recolección de datos
La
variable “cultura de seguridad” fue medida por el cuestionario Survey on Patient
Safety-AHRQ (SOPS 2.0 por sus siglas en inglés) (17). El SOPS 2.0 es
una herramienta para evaluar la cultura de seguridad en hospitales, validada
por la AHRQ. Su desarrollo comenzó en 2004, a partir de una revisión de la
literatura y consultas con expertos. Se probó inicialmente en 21 hospitales de
Estados Unidos, a lo cual siguió una prueba piloto en 44 hospitales en 2017.
Tras una revisión y retroalimentación de la AHRQ, se realizó una segunda prueba
piloto en 25 hospitales que concluyó en 2019. El SOPS 2.0 ha sido validado en
múltiples estudios internacionales, asegurando que sus ítems reflejan
adecuadamente los constructos de la cultura de seguridad en hospitales (18).
Las sugerencias de expertos han sido integradas en las versiones finales,
fortaleciendo su aplicabilidad. En Perú también se aplicó de la mano de la
Universidad Internacional de Florida y el colegio médico del Perú, bajo el
nombre de Healthcare Management Americas
(HMA) en el año 2018, pero no está estandarizado como lo está
internacionalmente (15).
En
investigaciones previas, los coeficientes del alfa de Cronbach
para las dimensiones del HPSOPS 2,0 han mostrado valores entre 0,75 y 0,89, lo
que indica una buena fiabilidad interna. Cuenta con 32 ítems en escala tipo Likert,
que conforman 10 dimensiones con validez y confiabilidad a nivel internacional.
Estas dimensiones y su respectiva Alfa de Cronbach
son: trabajo en equipo (0,76), presión y ritmo de trabajo (0,67), mejoras
continuas (0,76), respuesta a los errores (0,83), apoyo de superiores (0,77),
comunicación sobre errores (0,89), comunicación y receptividad (0,83), informe
sobre eventos relacionados (0,75), apoyo de la administración (0,77),
transferencias de información (0,72), 1 ítem sobre calificación de SP general y
1 ítem sobre el número de eventos reportados. Se denominarán a las dimensiones
antes descritas como D1, D2, D3, D4, D5, D6, D7, D8, D9 y D10, respectivamente.
Técnicas y procedimientos de la recolección de datos
La
técnica empleada fue la encuesta y el instrumento que se utilizó fue el
cuestionario; dicho instrumento tomó 10 minutos en ser realizado. Se aplicó en
horas de receso de los profesionales, sin interrumpir su actividad asistencial
o de jefatura.
Análisis de datos
Fueron
analizadas las frecuencias y porcentajes absolutos y relativos; además, se
verificó la normalidad de la muestra mediante la prueba de Kolgomorov-
Smirnov (19). Igualmente, fueron evaluadas
las 10 dimensiones y los 2 ítems adicionales del instrumento en cada uno de los
tres servicios, así como sus diferencias. Dado que los datos no cumplían con
los supuestos de normalidad, se utilizó la prueba Kruskal-Wallis
para comparar las distribuciones de las respuestas entre los tres servicios y
determinar si existían diferencias significativas en las dimensiones.
Posteriormente, se utilizó la prueba U de Mann-Whitney para identificar qué
dimensiones mostraban diferencias significativas entre los pares de servicios. (20)
Luego, fueron evaluados los tres servicios, en donde las fortalezas para una
dimensión se establecieron con el 75 % a más de respuestas positivas en
preguntas formuladas en positivo; y para el caso de oportunidades de las
oportunidades de mejora, estas fueron determinadas con el 50 % de respuestas
positivas formuladas en negativo. Para este análisis se utilizó el programa
SPSS versión 25.0.
Aspectos éticos
Se
contó con el permiso del Comité de Ética en Investigación del Hospital Lima
Este Vitarte. Así mismo, se garantizó el anonimato de la información y en todo
momento fueron aplicadas las conductas responsables de la investigación.
RESULTADOS
Los
participantes en el servicio de gineco-obstetricia
fueron: enfermeras (9,1 %), obstetras (60,6 %), ginecólogos (9,1 %), médicos
residentes (15,2 %) y nutricionistas (6,1 %); en servicio medicina fueron:
enfermeras (51,7 %), médicos internistas (22,6 %), médicos residentes (12,9 %)
y nutricionistas (12,9 %); y en el servicio de cirugía fueron: enfermeras (75,8
%), cirujanos generales (10,3 %), médicos residentes (10,3 %) y nutricionista
(3,4 %).
En
el servicio de gineco-obstetricia, el 57,6 % de los
participantes encontraba que la “cultura de seguridad” era de “buena” a
“excelente”; como también en medicina interna (87,1 %) y en cirugía (2,4 %).
Por su parte, la “cultura de seguridad” era “regular” en el 30,3 % en gineco-obstetricia, 12,9 % en medicina interna y 27,6 % en
cirugía. Y como “cultura de seguridad” era “mala” en el 12,1 % en el servicio
de gineco-obstetricia, 0 % en medicina interna y 0 %
en cirugía.
Para el ítem sobre el número de EA reportados en los 12 últimos meses, gineco-obstetricia manifestó que el 60,6 % no reportó ningún EA y que el 39,4 % reportó alguno. En medicina interna, el 19,4 % mencionaron no haber reportado ningún EA, mientras que el 80,6 % reportó uno alguna vez; así mismo, en cirugía el 51 % indicó que no advirtieron ningún EA, mientras que el 48,3 % manifestó que sí reportó al menos uno (ver Tabla 1).
Se calcularon los rangos de las respuestas obtenidas por cada una de las dimensiones de cada servicio. Luego se ejecutó la prueba de Kruskall Wallis, en la cual se encontró que existían diferencias relevantes significativas (p < 0,05). Estas fueron: trabajo en equipo (0,00), respuesta a los errores (0,001), aprendizaje y mejora continua (0,006), respuesta a los errores (0,001), apoyo que dan los supervisores (0,000), comunicación y receptividad (0,004), informar con eventos relacionados con la SP (0,003), calificación de la SP (0,005) (ver Tabla 2).
Se comparó entonces los tres servicios agrupándolos de a 2, mediante la prueba de U de Mann-Whitney. Las diferencias entre gineco-obstetricia y medicina fueron: trabajo en equipo (0,000), mejoras continuas (0,002), respuesta a los errores (0,040), apoyo que dan los supervisores (0,000), comunicación sobre los errores (0,003), comunicación y receptividad (0,006), informar con eventos relacionados con SP (0,009). Entre cirugía y medicina interna se encontraron diferencias solo en comunicación sobre los errores (0,031). Las diferencias entre gineco-obstetricia y Cirugía fueron: trabajo en equipo (0,001), respuesta a los errores (0,000), apoyo que dan los supervisores (0,002), comunicación y receptividad (0,003), informar con eventos relacionados con SP (0,001) (ver Tabla 3).
De manera global, se identificó una sola fortaleza para la dimensión “trabajo en equipo” (75 %) para el servicio de medicina interna. Siguieron sus pasos en menor porcentaje la dimensión trabajo en equipo (70 %) en cirugía, dimensión respuesta a los errores (65 %) en gineco-obstetricia, dimensión informar eventos relacionados con la SP (62 %) en cirugía y dimensión comunicación acerca de los errores (60 %) en medicina interna (ver Figura 1).
Como oportunidades de mejora se encontraron 4, distribuidas de manera global en el estudio. Para gineco-obstetricia se encontraron 3: la dimensión de “aprendizaje organizativo” (52 %), la dimensión “comunicación acerca de los errores” (52 %) y la dimensión “apoyo que dan los supervisores para la SP” (50 %). En cuanto a medicina interna, la que más se acercó a los resultados fue la dimensión de “presión y ritmo de trabajo” (42 %). En cirugía se encontró asimismo “presión y ritmo de trabajo” (51 %) (ver Figura 2).
DISCUSIÓN
En los
años 2016 y 2018, solo el 26 % del personal de salud creía que la SP en su
institución era excelente o muy buena, y colocaba a Perú en los últimos países
de la región. (14,15) En contraste, en este estudio se encuentra que
las cifras difieren prácticamente al doble. Luego de 6 años la percepción
parecería haber mejorado. Sin embargo, el 80 % de los profesionales del
servicio de medicina Interna reporta EA, mientras que los servicios de gineco-obstetricia y cirugía refieren más del 50 % no haber
reportado ningún EA. En la práctica clínica es común encontrar EA como la
flebitis, y aunque puedan parecer simples resultan importantes en el cuidado.
Es posible entonces que una proporción significativa no esté reportando EA por
diferentes razones.
En
el conjunto de la literatura disponible sobre SP en América Latina destaca
Brasil, con una mayor cantidad de estudios. Usualmente se estudia a nivel
hospitalario, olvidando los diferentes niveles de servicios hospitalarios. (21)
Durante este estudio, Cirugía y Medicina Interna mostraron similitudes
significativas en su cultura de seguridad; sin embargo, el segundo resaltó
considerablemente a nivel general. La prueba de U de Mann-Whitney realizada en
este estudio para la evaluación de diferencias entre los servicios indica para
medicina interna y gineco obstetricia, que la primera
obtiene mejores resultados con diferencias estadísticamente significativas en
todas las dimensiones de la seguridad del paciente evaluadas. Por otro lado,
entre medicina interna y cirugía evidencia diferencia significativa solo en la
dimensión de comunicación sobre los errores, con un p = 0,031, lo que indica
que medicina interna también tiene un mejor desempeño en esta área. Sin
embargo, en otras dimensiones no hay diferencias significativas, lo que sugiere
que es superior en algunas áreas clave, pero no en todas. Sin embargo, los
valores Z negativos y p menores a 0,05 refuerzan que la cultura de seguridad es
más robusta en medicina interna. En contraste, gineco-obstetricia
difirió significativamente con ambos en dimensiones clave.
Por
ejemplo, “trabajo en equipo” mostró una baja proporción de respuestas positivas
en comparación con estudios anteriores en una maternidad pública en Brasil (68
%) (22). Esto plantea interrogantes sobre las posibles causas, como
la unificación reciente de unidades ejecutoras en un nuevo hospital, y por qué
estas diferencias se limitarían específicamente a gineco-obstetricia.
Respecto
a “la respuesta a los errores”, gineco-obstetricia
obtuvo la mayor cantidad de respuestas positivas, muy cercano a poder ser
catalogado como fortaleza, a diferencia de los otros dos servicios. Todo esto
es contraste con lo hallado en Brasil (9,1 %) (23), donde las cifras
fueron muy bajas. Entonces, los profesionales reconocen que existen factores
sistémicos que contribuyen a la ocurrencia de errores y, además, perciben que
estos también son oportunidades para aprender y mejorar. En medicina interna y
cirugía se halló una gran cantidad de respuestas neutrales, lo que se
interpreta como una indecisión al responder y, además, el 50 % de respuestas
positivas para esta dimensión indica que podría existir un subregistro
de EA reportados.
Respecto
al “apoyo que dan los supervisores o directores para la SP”, en gineco-obstetricia se vio reflejada como una oportunidad de
mejora, lo cual sugiere que los profesionales en este servicio sientan que no
reciben el apoyo necesario o que sus sugerencias no son suficientemente
valoradas. En contraste, los otros dos servicios muestran cifras cercanas a
representar una fortaleza en esta dimensión. Esto indica que los gestores en
estos servicios son percibidos como receptivos y comprometidos con la mejora
continua de la SP, reconocen las sugerencias y fomentan participación activa en
iniciativas de mejora. Los hallazgos se pueden contrastar con otro estudio
realizado en Colombia, donde no llegó a ser una fortaleza, pero obtuvo un
porcentaje del 52 % de respuestas positivas. (24)
Respecto
a la “comunicación y receptividad”, en los tres servicios hospitalarios existen
bajos porcentajes de respuestas positivas. La menor fue para gineco-obstetricia (30 %) en comparación con medicina
interna y cirugía, los cuales excedieron el 50 %. En gineco-obstetricia
los profesionales pueden sentir limitaciones al expresar aspectos negativos que
afectaban la atención al paciente; sin embargo, esto entra en contradicción con
las altas cifras de no punitividad a los errores ya
descritas. Por lo tanto, se infiere que es posible que se sientan seguros para
admitir errores personales, pero perciben restricciones al discutir temas que
involucren críticas a políticas, decisiones o procesos institucionales ya
establecidos. La falta de comunicación abierta y receptividad a la retroalimentación
podría normalizar y perpetuar prácticas que no están basadas en evidencia o que
podrían estar desactualizadas. Según un estudio realizado en un hospital
nuestro país, el 30 % de los médicos especialistas no acceden a la revisión de
la medicina basada en evidencias de su campo por falta de tiempo; además, ante
un problema clínico el 20 % de ellos sigue las guías de práctica clínicas y el
16 % comparte sus dudas con un colega. (25)
Respecto
a “informar con eventos relacionados con la SP”, los servicios de cirugía y
medicina interna puntajes altos que no llegan a ser fortalezas; en contraste, gineco-obstetricia evidencia un puntaje bajo. Existen
experiencias sobre implementaciones del sistema de gestión del riesgo, como el
del Hospital Nacional Docente Madre Niño San Bartolomé en nuestro país, donde
explican que tener un sistema de notificación de eventos adversos con
procedimientos técnicos y objetivos al analizar los eventos adversos prevendría
más eventos adversos, incluso centinelas. (26)
Por
otra parte, en México, se evaluó las acciones para la prevención de los EA bajo
el documento Acciones Esenciales para la Seguridad del Paciente (AESP). (27,28)
Este documento se ha implementado bajo obligatoriedad en México en su Sistema
Nacional de Salud, así como también la encuesta SOPS 2,0 de manera anual. (29)
Esta ya se realiza también con obligatoriedad en Norteamérica y algunos países
de Europa, existiendo ya a la fecha bases de datos de encuestas realizadas. (8,10)
Un estudio peruano recomienda que el Ministerio de Salud tenga como opción
implementar estas AESP para el paciente (30). Mejorar nuestra
actitud en nuestra actividad como profesionales de la salud es lo único que
podemos controlar (31). Esto podría alejarnos de cometer errores no
normalizarlos y no tener miedo a reportarlos o evidenciarlos. Esto debería
ocurrir desde el nivel de directorios, jefaturas y hasta el nivel mínimo
asistencial.
Así
mismo, una revisión sistemática, realizada en estudios de países como Estados
Unidos, Canadá y de Europa recomienda que los conceptos en relación a la SP
deberían ser uniformizados; además, aconseja que sería de mayor provecho
realizar estudios prospectivos longitudinales (8).
La
principal limitación de este estudio fue encontrar el momento adecuado para
aplicar las Encuestas, ya que, a pesar de su interés inicial por participar en
el mismo y aunque la aplicación tomaba apenas 10 minutos, el personal de salud
mostraba poca disposición, lo que resultó en retrasos significativos para su
culminación.
Conclusiones
Se
observa diferencias notables entre los servicios de gineco-obstetricia,
medicina interna y cirugía en diversas dimensiones relacionadas con la SP.
Estas diferencias son estadísticamente significativas en áreas como trabajo en
equipo, respuesta a los errores, apoyo de supervisores, comunicación y
receptividad, así como en la capacidad de informar eventos relacionados con la
SP (p < 0,05). Se concluye que el servicio de medicina interna cuenta con
una cultura de seguridad más robusta. Además, se concluye que tener una mejor
cultura de seguridad no necesariamente implica que todas las dimensiones sean
fortalezas. Se evidencia también a nivel global el “trabajo en equipo” como una
fortaleza (75 %) en medicina. Como oportunidades de mejora, se destacan
dimensiones específicas en cada servicio, como el aprendizaje organizativo (52
%) y la comunicación acerca de errores (52 %) en gineco-obstetricia,
o la presión y ritmo de trabajo en cirugía (51 %).
Recomendación
Se
recomienda protocolizar el uso anual de la encuesta SOPS 2.0 e incluir
formación activa sobre conceptos e importancia de la SP en cada uno de los
servicios. Implementar estas acciones podría no solo fortalecer la SP, sino
también mejorar la calidad general de la atención, mejorar el ambiente laboral
y la satisfacción del personal en los servicios analizados.
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Contribución de los autores
VMSB:
concepción y diseño del artículo, recolección de resultados, metodología,
asesoría estadística, análisis de resultados, discusión, revisión crítica del
artículo y revisión final del artículo.
JLGL:
análisis de datos, interpretación de los datos, elaboración del borrador y
aprobación final del manuscrito.
La
investigación fue realizada con recursos propios.
Los autores declaran no tener conflictos de interés.