POTENCIAL TERAPÉUTICO DE BACTERIÓFAGOS FRENTE AL STAPHYLOCOCCUS AUREUS RESISTENTE A LA METICILINA

Jennifer Elizabeth Ilbay-Mayta 1,a , Daniela Alexandra Rosero-Freire 1,b

 

1 Universidad Técnica de Ambato, Ambato, Ecuador.

a Bachiller en Ciencias.

b Master en Inmunología Avanzada.

 

Citar como: Ilbay-Mayta JE, Rosero-Freire DA. Potencial terapéutico de bacteriófagos frente al Staphylococcus aureus resistente a la meticilina. Rev Peru Cienc Salud. 2024; 6(1). doi: https://doi.org/10.37711/rpcs.2024.6.1.444

 


Recibido: 23/06/23
Aceptado: 21/08/23
Publicado en línea: 01/12/23


RESUMEN

La resistencia a los antimicrobianos es un fenómeno en el cual los microorganismos como las bacterias se vuelven resistentes a los medicamentos que antes eran efectivos para eliminarlas o controlar su crecimiento. Según la OMS. uno de los patógenos prioritarios que necesita una alternativa terapéutica es el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA), debido a su gran cantidad de mecanismos de patogenicidad, su capacidad de sintetizar biopelículas y su particularidad de variación clonal para expandirse y colonizar nuevos medios. La terapia con bacteriófagos ha mostrado un amplio enfoque para tratar infecciones causadas por este patógeno, dada su alta especificidad y efectividad para matar a la bacteria huésped. Sin embargo, aún se hallan algunos obstáculos para su uso terapéutico en humanos, por lo que se requiere realizar más ensayos clínicos. En este artículo de investigación se detallan casos y estudios clínicos que proporcionan información útil que puedan acotar con otros estudios clínicos posteriores.

Palabras clave: bacteriófagos; fagoterapia; Staphylococcus aureus resistente a meticilina (MRSA); resistencia a los antimicrobianos (AMR) (Fuente: DeCS - BIREME).

 

THERAPEUTIC POTENTIAL OF BACTERIOPHAGES AGAINST METHICILLIN-RESISTANT STAPHYLOCOCCUS AUREUS

ABSTRACT

Antimicrobial resistance is a phenomenon in which microorganisms such as bacteria become resistant to drugs that were previously effective in eliminating or controlling their growth. According to the WHO, one of the priority pathogens needing an alternative therapy is methicillin-resistant Staphylococcus aureus (MRSA), due to its numerous pathogenic mechanisms, its ability to synthesize biofilms, and its unique clonal variation that allows it to spread and colonize new environments. Phage therapy has shown a broad approach to treating infections caused by this pathogen, given its high specificity and effectiveness in killing the host bacteria. However, there are still some obstacles to its therapeutic use in humans, requiring more clinical trials. This research article details cases and clinical studies that provide useful information, which can be complemented by subsequent clinical studies.

Keywords: bacteriophages; phage therapy; methicillin-resistant Staphylococcus aureus (MRSA); antimicrobial resistance (AMR) (Source: MeSH - NLM).

 

INTRODUCCIÓN

Los antibióticos son sustancias químicas producidas por hongos, bacterias o fabricadas sintéticamente con el fin de matar a bacterias, dada su acción bactericida y Bacteriostática (1). Estos son utilizados como tratamiento de diferentes infecciones bacterianas; sin embargo, con el pasar de los años se ha generado una resistencia antimicrobiana (AMR), en la cual los microorganismos, como bacterias, virus, hongos y parásitos, desarrollan la capacidad de resistir los efectos de los medicamentos antimicro- bianos que antes eran eficaces contra ellos. Cuando los microorganismos desarrollan resistencia a estos medicamentos se vuelven menos efectivos en el tratamiento de las infecciones, lo que puede llevar a una mayor persistencia de la enfermedad, mayores costos de atención médica y un mayor riesgo de propagación de infecciones (1,2).

La causa principal de la resistencia a los antibióticos es la automedicación, debido a que la mayoría de la población intenta controlar infecciones víricas con antibióticos o, a su vez, utilizan dosis o tiempos de tratamiento inadecuados (2-5). A nivel ganadero se utilizan antibióticos en bajas dosis como suplemento alimenticio para estimular el crecimiento de los animales; de igual manera, a nivel agrícola se usan para estimular el crecimiento vegetal eliminando patógenos bacterianos de plantas, para evitar así las plagas agrícolas. En consecuencia, esto puede transmitirse a los seres humanos a través de la cadena alimentaria y contribuir a la resistencia bacteriana (6).

En 2022, la primera evaluación integral sobre el impacto de resistencia a los antimicrobianos (AMR) en la salud mundial estimó que 4,95 millones de muertes en 2019 estaban asociadas con AMR (7). Además, las tres cuartas partes de las muertes por AMR son ocasionadas por seis especies catalogadas como patógenos prioritarios según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (4,7). Por otra parte, se evaluó que para el año 2050 habrá 10 000 millones de muertes al año a nivel global por esta causa (8,9).

Uno de los patógenos prioritarios causante de muerte es el S. aureus, un coco Gram positivo causante de miles de muertes por infecciones cutáneas en la antigüedad; sin embargo, en 1928 el médico británico Alexander Fleming descubrió la penicilina como tratamiento para este patógeno (3,6). A pesar de ello, años después el S. aureus desarrolló resistencia a la penicilina y en 1960 se introdujo la meticilina, la cual volvió a tomar el control sobre las infecciones (3). Desafortunadamente, la bacteria también adquirió resistencia a este antibiótico, donde se reportaron aislamientos de MRSA (2,6,12). A partir de

este acontecimiento, los científicos han ido realizando experimentos contra el MRSA, para controlar las infecciones ocasionadas por este microorganismo (13).

La OMS indica que el MRSA se ha convertido en un gran problema a tratar, debido a que ha causado más de 100 000 muertes atribuibles a la AMR en 2019 (1,7). A causa de esto se están experimentando nuevas estrategias terapéuticas en las que se incluyen terapias con bacteriófagos (7,14).

Los bacteriófagos o fagos son virus que están compuestos por una cápside que contiene ácido desoxirribonucleico (ADN) y una vaina formada por fibras finas proteicas. Se encuentran en todos los ecosistemas regulando las poblaciones de bacterias en la naturaleza, dado que las parasitan al introducir su ácido nucleico (15). Se clasifican en fagos líticos y temperados; los fagos que siguen el ciclo lítico van a introducir su material genético en la bacteria para posteriormente lisarla y provocar múltiples copias de sí mismos. Por otro lado, los fagos temperados o lisogénicos no van a ocasionar daño a la bacteria, dado que su replicación está vinculada con la replicación de la bacteria huésped (15–17).

En la actualidad, la ciencia ha dado grandes avances en cuanto al mejoramiento con el uso de fagos en algunas terapias; por ello, se cree que el MRSA no es la excepción. Se han efectuado experimentos en modelos animales vertebrados e invertebrados, donde se ha comprobado que la introducción de distintos bacteriófagos específicos erradica las infecciones causadas por este patógeno (8,18).

Por ello, mediante revisión bibliográfica, este artículo tiene como objetivo establecer el potencial terapéutico de bacteriófagos frente al MRSA como una posible alternativa para el tratamiento médico en humanos.

 

MÉTODOS

Se realizó una revisión bibliográfica de artículos científicos en inglés español, publicados desde el año 2018 en adelante, y artículos precedentes de este año que acotaron información relevante al tema, relacionados a procedimientos terapéuticos con bacteriófagos en MRSA. Para el desarrollo de la investigación se realizó una búsqueda en diferentes bases de datos, entre las que se encuentran: Scopus, Scielo, Pubmed, NCBI, Google académico, Medigraphic, e información epidemiológica obtenida de la OMS. Se hizo uso de términos MeSH como: (“Methicillin-Resistant”) OR (“Vancomycin– Resistant Staphylococcus aureus”) AND [Antimicrobial resistance], [Phagotherapy], (Staphylococcus aureus], (mechanisms of pathogenicity), (phages lytics), [MRSA epidemiology], [(“gene resistant”)].

Criterios de inclusión y exclusión

Se incluyeron estudios de cohorte analíticos, descriptivos, metaanálisis y algunos ensayos clínicos donde se haya estudiado la fagoterapia frente al Staphylococcus aureus resistente a la meticilina; por el contrario, se excluyeron estudios que no hayan utilizado la fagoterapia como tratamiento hacia este patógeno o aquellos estudios que hayan reportado otros mecanismos de resistencia.

Selección de los artículos

El proceso de selección de artículos para este estudio se basó en la lectura de dos investigadores, los mismos que realizaron los análisis y se aseguraron de que se cumplieran estrictamente los criterios de inclusión anteriores.

 

DESARROLLO Y DISCUSIÓN

El S. aureus es un coco Gram positivo, β-hemolítico, coagulasa y catalasa positivo (19,20). Se encuentra agrupado en racimos y habita normalmente en la microflora normal del cuerpo humano, exactamente en pliegues cutáneos, cavidad nasofaríngea y piel. También se ha observado que se hallan en los alimentos y algunas superficies como dispositivos médicos (3,6,12,19). Este agente es causante de diversas infecciones locales de la epidermis además de endocarditis, neumonía, bacteriemia y osteomielitis, que se deben a diferentes factores de virulencia sintetizados por genes que expresan que a lo largo de su vida (2,4,12,18,19,21).

Mecanismos de patogenicidad

El S. aureus y el MRSA expresan una amplia gama de mecanismos de patogenicidad en los que se incluyen proteínas de superficie, toxinas pirogénicas, enzimas y genes (ver Figura 1) que se encuentran en elementos genéticos móviles de la bacteria, los cuales facilitan la adhesión tisular, la evasión inmunitaria y el daño a la célula huésped (6,20–23,25).

El factor de virulencia propio del MRSA se caracteriza por la presencia del gen mecA, transferido genéticamente por el casete cromosómico esta- filocócico mec (SCCmec), un elemento genético móvil (22,23). Actualmente, también se ha evidenciado la participación de los genes mecB y mecC; sin embargo, son variantes más recientes y menos comunes (24). El gen mecA sintetiza la proteína de unión a la penicilina 2a (PBP2a), responsable del entrecruzamiento de los peptidoglicanos en la pared celular del S. aureus, que le otorga una baja afinidad por los β-lactámicos, obstaculizando su control y tratamiento (6,20–23).

La capacidad del MRSA para sintetizar biopelículas también es uno de los factores de virulencia más controversiales, debido a su cooperación junto con la bacteria para causar infecciones crónicas. Las biopelículas están conformadas por exopoli- sacáridos y proteínas estructurales de superficie como la adhesina intercelular de polisacáridos (PIA), que representa el 90 % de la biomasa de las biopelículas (6,14,17,19,23). Este mecanismo se asocia principalmente con la colonización de dispositivos médicos, como catéteres, válvulas cardiacas, prótesis articulares, entre otros; generando un problema de gran relevancia a nivel hospitalario por su difícil erradicación (2–4,14,19,27).

Así como las biopelículas, existen otros factores patogénicos, los mismos que se mencionan a continuación.

1.    Proteínas de superficie

1.1 Proteína A: se adhiere a la inmunoglobulina IgG previniendo la opsonización del sistema de complemento y la fagocitosis.

1.2. Proteínas de unión a fibronectina (FnBPA, FnBPB): reconocen la fibronectina para invadir y colonizar los tejidos heridos.

1.3. Factores de aglomeración (Clf A y Clf B): reconocen el fibrinógeno en el plasma del huésped, provocando una aglomeración de bacterias.

2.    Toxinas pirogénicas

2.1. Citotoxinas α, β, δ, γ: son tóxicas para varias células. Dentro de estas citotoxinas se destaca la hemolisina α, cuya función es hidrolizar a los eritrocitos para aumentar la disponibilidad de hierro a la bacteria.

2.2. Leucocidina de Panton Valentine (PVL): hidroliza a los leucocitos, principalmente neutrófilos.

2.3. Toxinas exfoliativas: destruye las uniones intercelulares de las células de la capa granulosa de la epidermis. Se asocia con el síndrome de la piel escaldada o enfermedad de Ritter, y ocurre en bebes o niños menores de cinco años.

2.4. Enterotoxinas (A-E): superantígenos que causan intoxicación alimentaria en humanos, debido a que es una toxina termoestable, resistente a ebullición y a enzimas digestivas.

2.5. Toxina 1 del Síndrome de Shock Tóxico (TSST-1): superantígeno que destruye las células endoteliales.

3.    Enzimas

3.1. Coagulasas: transforma el fibrinógeno en fibrina.

3.2. Catalasas: cataliza la conversión del peróxido de hidrógeno.

3.3. Hialuronidasas: cataliza la degradación del ácido hialurónico, facilitando la dispersión de la bacteria a los tejidos del huésped.

3.4. Nucleasas: hidrolizan el DNA.

3.5. Penicilasas: hidrolizan las penicilinas

3.6. Estafiloquinasas: lisan los coágulos de fibrina (2,6,14,20,21,23–25,27).

Cepas de Staphylococcus Aureus resistente a la meticilina

1.1. Cepas de S. aureus resistente a la meticilina asociadas a la atención hospitalaria (MRSA-HA)

Las cepas de MRSA-HA son más persistentes, virulentas y difíciles de eliminar, debido a que en el ambiente hospitalario la resistencia antimicrobiana se expresa al límite, dado que los pacientes se encuentran agrupados en un espacio limitado recibiendo antimicrobianos, lo que implica una “presión” sobre las bacterias, logrando que estas desarrollen mecanismos de resistencia y su transmisión en el ambiente sanitario (2,4,6,23). El MRSA-HA se transmite fácilmente a pacientes con hospitalización prolongada o que tengan heridas posoperatorias, debido a que sintetiza biopelículas que colonizan instrumentos médicos como catéteres, tubos endotraqueales e instrumentos quirúrgicos, siendo estos pacientes los más vulnerables para ser infectados (2,6,13,19).

1.2. Cepas de S. aureus resistente a la meticilina asociadas a la comunidad (MRSA-CA)

El MRSA-CA se originó en personas fuera de la atención médica, dejando de considerarse este patógeno una bacteria nosocomial(6,14,23). Las cepas de MRSA-CA se manifiestan en personas fuera de la atención médica y se transmiten por contacto directo o indirecto con el hospedero, generando infecciones cutáneas leves y de tejidos blandos (2,6,20,23).

1.3. Cepas de S. aureus resistente a la meticilina asociadas a la ganadería (MRSA-LA)

El MRSA-LA se halla en animales domésticos, principalmente en cerdos. Las personas con más probabilidad a infectarse son las personas que laboran en camales, los veterinarios y granjeros. Por otra parte, algunos informes han indicado la presencia de MRSA-LA en la producción de alimentos cárnicos derivados de estos animales; sin embargo, no se ha comprobado el origen de estos hallazgos, debido a la gran variedad de métodos utilizados y la falta de datos cuantitativos en los niveles de MRSA en la mayor parte de las investigaciones (2,6,23).

Tratamiento actual

El método estándar de vigilancia para detectar infecciones ocasionadas por el MRSA es el cultivo; sin embargo, no existe un tratamiento específico para los pacientes afectados por este patógeno, por lo que la terapia debe acoplarse al sitio y a la gravedad de infección de cada persona, tomando en cuenta los resultados de los cultivos microbiológicos, las pruebas de susceptibilidad y la clínica del paciente (28–30).

Los glucopéptidos (vancomicina y teicoplanina), la daptomicina, linezolid, clindamicina o las cefalosporinas de quinta generación, como la ceftarolina, son medicamentos de elección por los médicos para combatir las infecciones causadas por bacterias Gram positivas multirresistentes como el MRSA (2,6,20,23). No obstante, en la actualidad este patógeno ha desarrollado mecanismos de resistencia en varias familias de antibióticos, como macrólidos, lincosamidas, estreptograminas (MLSB) y, peor aún, resistencia intermedia y total a la vancomicina (VISA, VRSA) (2,12,26). Esto genera una crisis creciente con una elevada carga sanitaria y económica, por lo que es urgente hallar estrategias alternativas para las diferentes patologías derivadas de estas cepas multirresistentes (8,31).

Terapia con bacteriófagos

La terapia con bacteriófagos es una alternativa para combatir infecciones ocasionadas por bacterias multirresistentes, ya que estas poseen una alta especificidad y tienen espectros de acción estrechos, por lo que evitan la disbiosis bacteriana (12,14,32,33).

Los bacteriófagos o fagos son virus que requieren de un huésped bacteriano para sobrevivir y pueden entrar en el ciclo lisogénico o lítico después de la infección. En la etapa lisogénica, el fago integra su material genético en el genoma de la bacteria, lo que se denomina profago, el cual permanece inactivo dentro del huésped (15,17,32). El fago lisogénico puede codificar factores de virulencia letales y transferirlos a otras bacterias de forma horizontal en cada división celular (8,25,34).

Durante el ciclo lítico, los fagos invaden la bacteria diana, donde se replican rápidamente para lisar la pared celular mediante endolisinas y, finalmente, liberar los fagos nuevos (15,17,25).

Para fines terapéuticos, los fagos líticos son los más adecuados como terapia frente al MRSA (34). La mayoría de estos fagos pertenecen a las familias Myoviridae, Siphoviridae y Podoviridae, los cuales han mostrado mayor eficacia para matar bacterias multirresistentes y erradicar biopelículas que conllevan a infecciones crónicas (8,25,33). Los fagos, al igual que otros virus, son reconocidos por el sistema inmune, el cual estimula a un sinnúmero de anticuerpos para eliminarlos de la circulación por medio del sistema fagocítico mononuclear o la respuesta inmune innata, antes de que los fagos logren infectar a las bacterias diana (32). Este evento influye negativamente en la eficacia de la fagoterapia, especialmente si se aplican dosis repetidas de fagos durante un largo periodo de tiempo (25,31). La ingeniería genética a causa de este suceso ha desarrollado diferentes aplicaciones para modificar el genoma de los fagos, disminuyendo su inmunogenicidad y, de esta manera, mejorar la clínica del paciente (25). A diferencia de los antibióticos, existe una mínima probabilidad de que las bacterias adquieran resistencia a los fagos. Algunos estudios han combinado diferentes fagos (coctel de fagos) o fagos con antibióticos como métodos más seguros para evitar resistencias y proporcionar un tratamiento más concreto y seguro (5,26,35).

Es una labor desafiante encontrar fagos específicos y adecuados que satisfagan los requisitos regla- mentarios para la aplicación en diferentes cepas de MRSA (8). Los bacteriófagos tienen la particularidad de unirse a la bacteria mediante un receptor específico. Los ácidos teicoicos que conforman la pared celular (WTA) son receptores comunes de las bacterias Gram positivas que los fagos utilizan para penetrar su material genético (25). Se han identificado más de 200 fagos estafilocócicos líticos, en su mayoría procedentes de aguas residuales que han sido probados en diferentes animales de experimentación e incluso en humanos (8,12,18). La mayoría de estas investigaciones realizadas a lo largo de los años hasta la actualidad se encuentran en la fase I y II de los ensayos clínicos, los cuales han mostrado resultados positivos y alentadores (ver Tabla 1) (2,32).

Recientemente, se han revelado ensayos clínicos aleatorios relacionados a la terapéutica con fagos en humanos para combatir patologías causadas por el S. aureus y otras bacterias multirresistentes, pero de los que aún no se han publicado resultados (2,18). Uno de los estudios evalúa la terapia con fagos en combinación con antibióticos en infecciones de prótesis articulares de cadera o rodilla mediante un estudio de grupos paralelos (18). Otro estudio evalúa la seguridad y la tolerancia de un cóctel SPK de 14 fagos, administrado por vía tópica en heridas o infecciones por quemaduras de segundo grado. Y un tercer ensayo clínico multicéntrico, controlado, de dos grupos paralelos y doble ciego analiza la efectividad de un fago administrado por vía tópica en úlceras infectadas de pie diabético (2,18).

Diferentes estudios anteriores y actuales han mostrado resultados eficaces y alentadores para la aplicación futura de la fagoterapia (2,18,25,44). En el 2018 inclusive se abrió un centro de experimentación con fagos (Centro de Aplicaciones y Terapéutica Innovadoras de Fagos) en California (EE. UU.), el cual ha contribuido con la formulación e identifica- ción de diversos fagos para uso terapéutico (44). Es importante recalcar que el uso de bacteriófagos en el tratamiento de infecciones bacterianas es un campo de investigación activo y en evolución.

Existen países desarrollados como Georgia o Rusia que proveen productos comerciales a base de fagos a ciertos países occidentales; esto dependiendo de las políticas en que se rija cada país, ya que dichos productos pueden tener problemas de importación debido a la falta de certificación, información analítica o trazabilidad del producto (44). Actualmente no hay productos de uso comercial registrados que hayan sido aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA); mucho menos que se hayan establecido protocolos de terapia estandarizados para tratar infecciones por MRSA, VISA o VRSA (31,44). Hay que tener en cuenta que la información médica avanza rápidamente y es posible que en el futuro se desarrollen fagos específicos para el tratamiento de infecciones por bacterias multirresistentes.

En el presente artículo se muestran diferentes estudios clínicos ya realizados que destacan la eficacia de los bacteriófagos como posible terapia para combatir el MRSA. Los fagos conservan carac- terísticas únicas que han proporcionado grandes avances favorables sin manifestar efectos secundarios negativos en los pacientes que han presentado dichas infecciones estafilocócicas.

Existen parámetros importantes que se deben tomar en cuenta para determinar la eficacia de un tipo de bacteriófago. Entre estas características se encuentran el periodo de latencia y el tamaño de explosión, los cuales se analizan mediante la curva de crecimiento bacteriano de un paso (14,33). En el estudio in vivo e in vitro de Xinxin Li (26), se utilizó un coctel de fagos (PHB22a, PHB25a, PHB38a y PHB40a) contra la cepa de MRSA S-18, en la que su periodo de latencia fue de 10 min y 20 min y un tamaño de explosión entre 25 y 180 UFC por célula infectada, destacándose de entre los demás estudios.

La mayoría de los estudios apoyan el uso de cocteles de fagos o la combinación con antibióticos para aumentar la eficacia del tratamiento con fagos. Coyne (35) demostró en su investigación que los fagos complementados con Daptomicina y Ceftarolina redujeron las poblaciones bacterianas en diferentes cepas de VISA y de biopelículas. De igual forma, en uno de los estudios actuales, Kifelew indicó que el coctel de fagos (J-Sa36, Sa83 y Sa87), aplicado tópicamente en ratones diabéticos con heridas de piel y tejidos blandos, se redujo significativamente la carga bacteriana en comparación con el grupo de ratones no tratados.

Al igual que las experimentaciones en animales, también se ha hecho uso de estos fagos en algunos estudios aplicados en humanos. Por ejemplo, Fish (43) informó de una mujer de 63 años que sufría osteomelitis de la falange distal. Se aplicó una dosis del fago Sb-1 una vez por semana, por aproximadamente seis semanas, donde los resultados fueron la reosificación de la falange y disminución del eritema. Esto evidencia que los fagos pueden ayudar en el tratamiento de la osteomelitis del pie diabético (43).

A pesar de los resultados positivos en varias inves- tigaciones, se han evidenciado disconformidades por algunos autores en cuanto a la aplicación de fagos en algunos ensayos. En un estudio realizado por Kishor (18,45), desmostró el éxito que tuvo un coctel de fagos en modelos de conejos que presentaban osteomelitis. No obstante, la conclusión de dicho autor fue cuestionada debido a que la afección del conejo no coincidía con la condición del paciente en quien se replicó el estudio, el cual presentaba una infección crónica persistente (18). Este es uno de los grandes errores que generan algunos autores en relación a la fagoterapia, ya que se emplean modelos animales para el análisis de infecciones agudas y posteriormente se intenta ajustar a las afecciones crónicas en humanos.

La inmunogenicidad de los bacteriófagos también es otro tema de debate, dado que algunos autores mencionan que la capacidad de los fagos de estimular al sistema inmunológico varía dependiendo de varios factores, como el tipo de fago, la dosis y el modo de administración o, su vez, la condición inmunológica del huésped (31). Sin embargo estudios clínicos como el de Zimecki (46), en el que se examina los efectos de la admistración de fagos en ratones inmunosuprimidos infectados con S. aureus demuestran que es segura y se cree que se cumplió una función de reemplazo de la función inmunológica.

En efecto, es necesario realizar ensayos aleatorizados, de doble ciego y muy bien estructurados, que se basen en la evidencia de la terapia con fagos, así como el mejoramiento de los controles de calidad y seguridad de los preparados fágicos, en los que se precise la mejor vía de adminis- tración y dosis requerida de fagos en la terapia (31,32,44).

CONCLUSIÓN

El MRSA y el VISA son cepas de S. aureus que han desarrollado resistencia a múltiples antibióticos, lo que las hace difíciles de tratar con los fármacos convencionales. Sin embargo, los bacteriófagos pueden ser una alternativa prometedora debido a su capacidad para infectar y matar bacterias de manera específica, incluidas las cepas resistentes a los antibióticos.

La ventaja de los fagos como terapia es su capacidad para multiplicarse dentro de las bacterias objetivo, lo que amplifica su efecto. Además, los fagos tienen la capacidad de evolucionar rápidamente para adaptarse a las mutaciones bacterianas, lo que puede ayudar a superar la resistencia bacteriana.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la terapia con bacteriófagos todavía se encuentra en la fase I y II de investigación y desarrollo, debido a la falta de estudios y protocolos bien elaborados, por lo que su uso clínico no está ampliamente establecido en la mayoría de los países. Se requiere, por lo tanto, más investigación para determinar la seguridad, efcacia y aplicaciones específcas de los fagos en el tratamiento de infecciones bacterianas resistentes.

 

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Contribución de los autores

JEI-M: conceptualización, análisis formal, investigación, metodología, administración del proyecto, supervisión, redacción y borrador original.

DAR-F: conceptualización, análisis formal, investigación, metodología, administración del proyecto, supervisión, redacción y revisión.

Fuentes de financiamiento

La investigación fue realizada con recursos propios.

Conflictos de interés

Los autores declaran no tener conflictos de interés.